ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

martes, 11 de noviembre de 2008

RASCATAS, LUCES DE NEÓN Y EL RÍO MÁS CONTAMINADO DEL MUNDO

El primer viernes después de mi llegada a Japón, aprovechamos para ir a tomar chelas a Namba, la zona comercial más céntrica y famosa de la Osaka y una parte de la ciudad renombrada por sus rascacielos y por la gran acumulación de luces de neón que atesora, así que por primera vez pude sumergirme en el espectacular paisaje urbano que a todos nos viene a la cabeza cuando pensamos en el país del sol naciente.

Uno de los aspectos más curiosos de Osaka es que, como no hay una sóla empresa de ferrocarriles públicos o metropolitanos, sino que existen varias decenas y cada una cuenta con sus propias líneas de tren y sus propias estaciones, ocurre que con frecuencia, en las zonas más concurridas del centro, nos encontramos con varios kilómetros de estaciones de tren concatenadas las unas junto a las otras hasta formar un barrio entero en el que solamente hay estaciones de tren y de metro.

Además (y esa es una de las cosas que más odio de Japón), en este país, cuando bajas del metro, en vez de ir a parar a la calle, a menudo sales a una galería comercial subterránea que cuenta con tiendas de todo tipo, desde peluquerías a restaurantes o grandes almacenes, que se prolongan a veces por espacio de varios kilómetros. Pues dada la longitud de sus jornadas laborales y el tiempo que pasan transbordando y metidos en trenes, a menudo los trabajadores nipones se ven obligados a hacer todas sus compras diarias en las propias estaciones, sin poder salir a la calle, y por ello han ido surgiendo lugares de esta índole cerca de las estaciones más concurridas.

Esas galerías comerciales están normalmente interconecadas no sólo con sus estaciones de metro, sino también con la estaciones de metro de alrededor, con las galerías comerciales pertenecientes a las estaciones de metro de alrededor, y con las estaciones de cercanías, de autobuses y de taxis (y con sus correspondientes galerías comerciales) que suele haber debajo o encima de las estaciones normales de tren, de manera que acaban formando un monstruoso laberinto que abarca decenas de kilómetros de túneles, edificios, pasillos, sobreelevados, áticos, pasajes comerciales, pasarelas peatonales, rascacielos, estaciones y galerías comerciales interconectados entre sí.

A veces el solo hecho de intentar salir de estos sitios se convierte en una odisea. Yo sospecho que en estos lugares terribles las salidas están mal indicadas a propósito, para que te quedes atrapado en su interior indefinidamente y te conviertas en un consumidor eterno, atrapado en un aberrante bucle espacio temporal igual que Sísifo. De hecho, los habitantes de Osaka, cuando dicen que van al centro, a veces ni siquiera salen a la calle, y se pueden pasar un día entero recorriendo estos lugares abyectos y haciendo sus compras sin salir a la calle, sobretodo si el tiempo no acompaña.

En cuanto al exterior de estos barrios, junto a las habituales piezas de Tente dejadas caer a boleo, encontramos algunos rascacielos de máxima calidad como el de la imagen, pero en general la arquitectura del centro de Osaka es de una calidad tan pésima como en el resto de la ciudad.



En realidad, sólo hay dos lugares que merecería la pena salvar en Namba. Uno es Hozenji-Yokocho, una estrechísima callejuela que es lo único antiguo que se conserva en toda la ciudad de Osaka y que Rie no conocía y se sintió contentísima de conocer aquella noche.

Y para finalizar, el río Dotombori, uno de mis lugares preferidos de Osaka para tomar una chela. Pues pese a ser el epicentro del barrio, este estrecho canal, de cuyos niveles de contaminación se dice que son 9000 veces mayor de los niveles aptos para el baño (de hecho, muchos seguidores del equipo local de béisbol han muerto tras arrojarse a él borrachos para celebrar alguna victoria contra el equipo de Tokyo), es en realidad un magnifico y tranquilo lugar para sentarse a tomar unas chelas por la noche. Se trata, por supuesto, de la calma en el ojo del huracán, ya que a este sitio sólo da la parte trasera de los rascacielos de la zona, y en realidad no hay mucha gente ni mucho ruido, y nos sentamos en un banco a hacer botellón y a contemplar a este simpático atleta, uno de los símbolos de la ciudad de Osaka.

LOS PORDIOSEROS JAPONESES Y EL REY DE ESPAÑA

Estos días ha estado el rey de España en Japón y los medios de comunicación de este país han alabado unánimamente las virtudes democráticas de nuestro jefe de estado, quien por su parte ha dedicado gran parte de su visita a entrevistarse con el Emperador del país del Sol Naciente. En cuanto al oden del día, me imagino que uno de los principales a tratar sería el de discutir sobre las mejores maneras de extender la pobreza en el mundo, y dado que los dos gobernantes representan a dos de los países en los que en los últimos diez años más han crecido la miseria y las desigualdades, estoy seguro que ambos se congratularían de los éxitos obtenidos recientemente. En Japón, hace 15 años la miseria prácticamente no existía, y el 80 por ciento de la población se consideraba clase media, mientras que hoy es uno de los países desarrollados con más podioseros, con el que el añadido de que la vida de los mendigos de este país es si cabe más difícil que en la de otros sitios, pues no sólo la seguridad social gratuita no existe sino que prácticamente tampoco hay instituciones que practiquen la caridad, y a los indigentes les está prohibido pedir, con lo cual a menudo se ven obligados a vivir a base de reciclar la basura que dejan los demás y venderla a las grandes empresas, realizando de paso una labor que le correspondería hacer al gobierno. Tal panorama, cuya realización en España sería el sueño de personajes siniestros a los que le gustaría privatizarlo todo como Esperanza Aguirre, es difícil de superar por cualquier nación del mundo, pero la nuestra, ese lugar en el que hace falta el cien por cien del sueldo de una persona para comprar un piso, y en el que el gobierno acaba de organizar una colecta entre los pobres del país para ayudar a los multimillonarios, tampoco lo ha hecho mal estos últimos años, y se merece sin duda un lugar de honor.

Mientras las clases medias siguen desapareciendo en todos los países del mundo, es bastante curiosos ver como esas mismas clases medias se oponen a cualquier forma de revolución, de socialismo y a la nacionalización, ya que ven todo eso como una amenaza contra sus privilegios y contra su riqueza.

Y al final es gracioso comprobar, ironías de la vida, que es el propio capitalismo quien les arrebata sus riquezas y sus privilegios.