ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

domingo, 26 de julio de 2009

VACACIONES DEL BLOG

"Un pais que es como las afueras de una gran ciudad europea solo que la gente tiene los ojos achinados y son servidumbre esclavizada, no hay nada nuevo, nada raro, ninguna novedad."


Estimados lectores (tres) de este blog: parece que el monzón se prolonga este año más que nunca, y volver cada día a casa en bicicleta es como cruzar el Nilo pedaleando. Pese ello, y pese a la humedad brutal, la lluvia constante y el calor extremo, nos alegramos de haber entrado ya en periodo de semivaciones; yo todavía voy a clase hasta el jueves pero en modo totalmente pasivo, y Rie, como trabaja en un cole, más afortunada que el común de los japos, ya no trabaja hasta septiembre.



Es época de conciertos, tajas y festivales. El miércoles hubo taiko gratuito, género músical japonés que consiste en un grupo de percusionistas no profesionales que gritan mientras tocan gigantes tambores; el taiko de esta semana fue excelente, taiko interpretado por marujas que poseían mucha más marcha y calidad que la mayoría de los grupos jóvenes españoles de cualquier género moderno. El viernes el festival típico de Kyoto, Gion matsuuri, que consiste en un centenares de viejos sudorosos tajados y vestidos de blanco gritando: "!Ésto, ésto, ñesto!. Y luego: "Parece delicioso parece deliciosos, parece delicioso". Después: "!Aquello, aquello, aquello...!, "!demos vueltas, demos vueltas, demos vueltas!". Para terminar, el sábado, taja, papeos, fuegos artificiales de tres horas de duración en Sakuranomiya.



En breve, dos de los tres lectores del blog me visitarán, con lo cual, entre unas cosas y otras, no voy a tener tiempo de escribir nada más en el segundo mejor blog de la historia en castellano ni en el primero hasta finales de agosto. Os recomiendo entonces aprovechar para leer artículos viejos, escribir comentarios (intentaré contestarlos todos) y poneros también al día del Chino Muerto. No olvidemos también que estoy escribiendo la peor novela de la historia, aunque no tiene nada que ver con este blog. A finales de agosto volveremos con los habituales reportajes, fotos y coleccionables exlusivos.


Me despido con una preciosa panorámica de Osaka desde las montañas de alrdedor. Feliz Navidad a todo el mundo.


martes, 14 de julio de 2009

LAS ESTACIONES EN JAPÓN


Todo sigue marchando tan mal como siempre, con algunas pequeñas novedades como que este trimestre me he equivocado y por casualidad he quedado segundo entre quince personas en el ranking de notas de la clase; o como que he conocido a un tipo francés interesantísimo, el señor Smith. El señor Smith ha viajado por todo el mundo, incluyendo paises exóticos como Nueva Caledonia, donde residió antes de venir a Japón y otros presuntamente de elevada hostilidad como Pakistán e Irán, además de haber subido a una cima de más de 5000 metros en el Tibet. Actualmente se dedica a cultivar todas las verduras posibles en el patio de su casa de Osaka, en donde vive con su novia japonesa, con la que se comunica siempre en inglés, lo cual hace que su nivel de japonés sea pésimo.

Estaba pensado que quizás un motivo por el que los japoneses son capaces de soportar su Estado del Malestar político y social (vacaciones cortas, ciudades feas sin parques ni jardines, jornadas laborales largas, escuela y seguridad social de pago...) es la gran variabilidad entre estaciones que existe en este país, de manera que uno no cae en la monotonía porque de una temporada a otra se producen grandes cambios, no sólo en la metereología, sino también en el paisaje, dieta, costumbres etc., y además durante todo el año se suceden infinidad de celebraciones tradicionales, aparte de un montón de días festivos nacionales en apariencia absurdos, como "el día del mar", "el día del respeto a los ancianos", "el día del consumo desenfrenado de chelas", etc.

Todas las estaciones están bien a su manera aunque cada un atenga su sabor particular, pero mi preferida es el invierno.

El invierno en Kansai es parecido al de España en temperatura, quizás cuatro o cinco grados más frío que en Valencia pero perfectamente soportable. Se hace de noche prontísimo, incluso a las 4 de la tarde, cosa que esconde la fealdad de las ciudades japonesas y les confiere su encanto futurista y distópico. Es un placer también entrar en el típico antro de 3 metros cuadrados construído en un agujero donde se cruzan las vías del tren y ser recibido con un saludo amable y un vaso de té calentito y gratuíto por la vieja que atiende el local; además, algunos de los principales papeos japoneses se disfrutan mejor en invierno, como ramen o sopa de miso, que se sirven casi hirviendo. Otro de los elementos de gran belleza son los inigualables onsen. Es una maravilla hacer el esfuerzo de pasarse el sábado o domingo viendo templos o haciendo senderismo con el frío y relajarse y calentarse al final del recorrido con un baño caliente que nos deja cuerpo y espíritu como nuevo.

La primavera también es rica en eventos. Siempre se habla del florecimiento de los cerezos, equivalente a las fallas, cuando los japoneses sacan su lado más libre y se lanzan ordenadamente a hacer botellones y barbacoas en todos los parques de la ciudad. Pero antes de los cerezos están los ciruelos, que también son hermosos y atraen a suelistas pero sin las multitudes de las fallas. Y luego de los cerezos, hasta el verano, culminando con la planta tradicional del arroz, se van sucediendo varias especies diferentes de flores a los que los japoneses están muy atentos y que también son una excusa perfecta para combinar el senderismo con la ingesta de chelas y visitar los maravillosos templos de montaña que hay alrededor de las ciudades.

El verano comienza con las temporada de lluvias, húmeda y calentosa, con tres o cuatro semanas lloviendo casi todos los días, hasta que esta época termina de golpe y da paso al calor puro y duro y la humedad extrema pero sin lluvias. Entonces comienzan a surgir miles de festivales en todas partes, desde los más pequeños, que no van más allá del barrio, a otros más turísticos y masificados, sin olvidar que Japón comparte con España su afición a los festivales absurdos, como el de bañarse en el mar en invierno, una carrera en pelotas o varios tipos de quema de montañas.

En realidad la mayoría de los festivales son normales, implican procesiones de tipos sudorosos cargando santuarios a sus espaldas, música tradicional, fuegos, multitudes, petardos y chelas. Otro de las posibiliades del verano consiste, ya que en la mayoría de las ciudades japonesas destruyeron y asfaltaron zaplanísticamente sus playas, en subir a las montañas que rodean a esas ciudades para refrescarse, combinando esa actividad con ingesta chelística y baños fluviales.

Hay que destacar varios papeos maravillosos que se disfrutar sólo en verano, como los ramen fríos, una especie de ensalada de pasta tipo spaghetis; ; el tofu frío, más rico que nunca o los imprescindibles sarusoba, tallarines fríos sin salsa que se sumerjen en soja a veces incluso granizada combinada con washabi al gusto y si tienes agallas, añadiendo un huevo crudo. Otros clásicos del resto del año se disfrutan también en esta época mejor que nunca, como el sashimi, sushi y en general todo lo que tenga pescado crudo.

El otoño también es bueno. Tiene el color clásico de Japón que es más bien brumoso y apagado, en contraste con el desenfreno neoplasticista español. Incluso cuando hace sol en Japón, las fotografías salen como tristes, misteriosas y apagadas. No sólo la luz del día es de normal ténue sino que a menudo la contaminación y la niebla se confunden. En contraste con la típica foto mediterránea, de por ejemplo, un precioso castillo sobre un nítido fondo azul celeste, en Japón tendremos a menudo la madera de un templo de montaña contra el verde espectral de un bosque que se difumina rápidamente.





Eso hasta que empieza el cambio de las hojas de los árboles, que es un auténtico show que dura más o menos un mes y en el que el paisaje se pinta con colores de lo más estridente. Hay que decir, que tanto este fenómeno como los cerezos dura unas tres semanas, pero ambos se pueden prolongar incluso al doble si empezamos por los lugares situados a más altura y más al norte que el lugar donde vivimos, donde el fenómeno comienza antes, y acabamos con los lugares situados más al sur (el cerezo es lo contrario, como se produce con la llegada del calor, va subiendo desde el sur del archipiélago).

En general, incluso cuando todavía no se han producido estos cambios de color, el otoño y la primavera son las únicas temporadas donde el clima japonés se soporta fácilmente, y por lo tanto son las mejores épocas para salir a pasear o vivir aventuras, que siempre serán más interesantes acompañadas por la fenomenal, aunque de gusto asqueroso, cerveza strong; del funcional saque de lata de cristal; del aberrante güisqui de lata; las latas de cerveza de litro o litro y medio; del cubata de vodka con limón tamaño tenis y del chumeo sabor cereza.

martes, 7 de julio de 2009

9 MESES EN JAPÓN

9 meses en el país más raro del mundo. Esta semana he fracasado en el examen de nivel 2 de japonés, aunque hasta septiembre no dicen las notas, creo que no voy a aprobar. Antes de hacer el examen había practicado tomando el mismo examen de años anteriores y siempre aprobaba con holgura, pero este año !precisamente!, es diferente porque ahora les ha dado por cambiar el sistema y el nivel 2 se vuelve más difícil, !qué cabrones!

En realidad eso no es sino una excusa. Estoy convencido de que se trata una decisión política. Tomada por el propio Primer Ministro para perjudicarme, después de que publicara en internet un cuento burlándome de él. En el fondo me da igual aprobar o no. Lo que cuenta es que mi nivel de japonés hablado avanza bastante bien y ya puedo mantener conversaciones bastante profundas en japonés incluso sobre política y cosas así, y cada vez me acuerdo de más kanjis, a pesar de que sigo sin encontrar al genio de dentro de la chela. Más que nada es porque la inscripción del examen son 5000 yenes, así que ya puestos...

Aunque sigo sin relacionarme con mucha gente, hay bastantes personajes interesantes, la mayoría de ellos tipos gordos y asquerosos. Del gordo con el que hablo todos los viernes en una escuela infantil, japonés, empleado de la empresa nacional de correos, privatizada hace un par de años o así, ya os contaré cosas en el futuro, un tipo interesante. Ahora prefiero hablar un poco sobre el luchador coreano de sumo.

El luchador coreano de sumo es el tipo más vago que he conocido en mi vida, incluso más vago que el Parado, el Pordiosero, y el Señor Panceta !juntos! El luchador coreano de sumo, cuyo nombre real es, curiosamente, "venerable señor Pak", igual que el 90 por ciento de los coreanos. Es un tipo de más de 120 kilos al que, le plantees lo que le plantees, siempre contesta: "mendokusai!"

"Medokusai" es una utilísima, genial frase japonesa que significa "no me apetece" pero que incluye también el significado de "esfuerzo irrealizable",o "me da pereza", o"está demasiado lejos", o "es que no quiero levantarme", o "no vale la pena porque hay que hacer un esfuerzo" o "es un gasto energético excesivo". Es una frase que no tiene traducción al castellano, pero que si la tuviera, sería utilizada en muchas ocasiones por el Pordiosero.

El luchador coreano utiliza esa frase más de cien veces al día. Hay días en los que sólo le he oído decir eso. A veces la utiliza para situaciones que cualquier otro ser humano podría sentir de la misma forma, del tipo "no me apetece estudiar", pero la mayoría son meras situaciones cotidianas de las que se realizan miles al día y no cuesta nada hacer. Por ejemplo, un día paró de comer a mitad cena, emitió un fatigoso quejido y abandonó la mesa dejando la mitad de la comida en el plato. Y no porque tuviera el estómago lleno, sino porque se había cansado de comer, ya no le apetecía seguir haciendo el movimiento de llevarse comida a la boca. Es un tipo joven que siempre está cansado, aunque no trabaja y sólo va a clase 4 horas al día.

Nunca ha salido del barrio. A veces le duele una barbaridad la muela, tanto que no puede ni siquiera comer, pero no puede ir al dentista porque no tiene pasta para afiliarse al seguro médico nacional (en Japón la sanidad no es gratis, los estudiantes pagamos unos 15 euros al mes del seguro nacional). Tampoco tiene pasta para comer a medio día, así que cada día sólo come cena y desayuno (que están incluídos en el alquiler del sitio de donde vivimos). Le sugiero que se busque un empleo parcial, trabajando sólo un día a la semana, y con ese dinero podría pagarse la sanidad, la comida del mediodía, y aún le sobraría pasta para irse de cervezas. Pero el tipo siempre contesta lo mismo: "mendokusai!".

Yo tampoco es que haga mucho, pero al menos intento relacionarme con las viejas del shotengai para ir aprendiendo sobre la cultura de este país tan raro. Reflexionaba el pasado domingo por la noche, mientras me dirigía en bicicleta a pagar los recibos del mes !en el combini! Como decía cierto viejo amigo medio tarado, uno siempre se siente a gusto en las ciudades japonesas, pese a su extremada hostilidad arquitectónica y el culto desproporcionado al cemento.

Particularmente me encanta el ambiente que se vive alrededor de las estaciones de tren por la noche, con las luces de neón; gente joven con el uniforme escolar; señoras mayores volviendo del trabajo en bicicleta, los trajeados japoneses, tomándose las chelitas antes de regresar a casa tras el curro; los inevitables pachinkos, convinis y puestos de takoyaki; pero sobretodo las inmobiliarias, abiertas hasta altas horas cualquier día de la semana, !incluso los domingos por la noche! Qué país más raro, nano.

Y es que Japón tiene muchas cosas buenas y muchas cosas malas. Lo que no tiene es cosas normales.

Últimamente me ha sorprendido gratamente descubrir que los japos no están tan sometidos culturalmente a los Estados como pensaba. Aunque están bajo ocupación militar yanqui, y sometidos a una presión mediática y cultural y asfixiante a favor del Imperio, los jóvenes no son tan fáciles de engañar como en otras partes de la tierra, así que no renuncian a su cultura tan fácilmente. Y no es por nacionalismo o chovinismo o algo así, sino simplemente porque están mejor educados que los anglosajones y saben reconocer un buen producto (ya sea musical, artístico y gastronómico, de la pura basura). No quiere decir que en Japón no haya basura, de hecho el pop comercial por estos lares es una verdadera patada en la oreja, pero los japos son casi siempre conscientes de que lo es y se lo toman a coña, no como en otras latitudes que reniegan de sus tradiciones y se lanzan a adoptar cualquier estupidez sólo porque aparece en televisión, pese a que esos productos extranjeros sean peores que los que tienen en casa.

En realidad, antes que ser proyanquis, la cultura que les fascina de verdad y en la que se miran es la europea. Los japoneses envidian nuestro sistema de bienestar y la belleza y habilidad de nuestras ciudades, y la comida también les encanta. El país por el que se vuelven locos los japoneses y que más les influye, quizás de manera algo exagerada, es sin duda Francia, les encanta todo lo francés. Pero la sorpresa más agradable es que, en segundo puesto, junto con Italia, más o menos al mismo nivel, está España. Comparados con muchos europeos del norte y con otros asiáticos ,tienen un buen conocimiento sobre nuestro país, teniendo en cuenta las diferencias culturales y lo lejos que están. No sólo Dalí, Picasso, Gaudí, Barcelona, Toledo, Granada, tortilla de patatas, vino tinto, flamenco, jamón serrado y todo eso. El otro día mi profesor de los viernes se puso a hablar de la guerra civil y a elogiar emocionado a las brigadas internacionales; me conmoví tanto que me entraron ganas de llorar, si no lo hice es simplemente porque no tengo sentimientos. Otra profesora se siente fascinada por el país Vasco y su extraña historia, y dice que le encantaría retirarse a vivir allí.

Debe de ser el único país del mundo, excepto España, y quizás Portugal, Francia e Italia, en el que, además del que importan desde España, producen su propio jamón serrano. Qué diferencia con los bárbaros de Gran Bretaña, que pese a tratarse de una cultura más cercana a la nuestra no tienen ningún conocimiento sobre nuestra cultura y gastronomía, y no encuentras apenas productos españoles en sus supermercado. Incapaces de apreciar el jamón español, prefieren el chorizo, de sabor más comercial y facilón por la utilización del pimentón, pero sin la profundidad y sutileza de matices y ritmos que al paladar ofrece el jamón serrano. No es que el jamón serrano japonés sea una maravilla, pero el solo hecho de que exista ya es admirable. Y además no está tan mal, yo me suelo hacer bocatas casi todos los días para llevarme al cole.

En realidad suelen ser las chicas, más que los hombres, las que se muestran más abiertas, curiosas e instruidos. Aunque hay de todo, por supuesto, muchos de los hombres japos son decepcionantes. Muchas mujeres piensan que los japoneses macho son demasiado infantiles, y deciden quedarse solas para siempre y sólo utilizar a los hombres para aparearse. En contraste con ellas, que son bastante refinadas, cultas y exquisitas, muchos chicos, para comer, prefieren los papeos más grasientos y carecen de demasiadas aficiones aparte de fútbol o béisbol y el inevitable manga, que leen incluso los viejos. Como cuenta siempre cierta profesora mía (un caso muy real). Vas montado en el tren y tienes a un trajeado enfrente de unos 50 años con pinta de mafioso con un maletín sospechoso. De repente, abre el maletín, y no puedes evitar mirar de soslayo, lleno de curiosidad por descubrir qué es lo que contendrá. Importantes documentos secretos, un microfilm, fajos de billetes de dólar, un cadáver. No. El tipo se saca un manga de la maleta y se pone a leerlo sin que le entre vergüenza alguna por estar en un sitio público, a su edad haciendo esas cosas tan feas...

Las chicas están guay. Muchas estudian idiomas, viajan por el mundo, casi todas tocan algún instrumento raro, estudian alguna técnica artesanal tradicional o algún tipo de gastronomía extranjera, y aunque en Japón apenás se habla de política, tienen una ideología progresista instintivamente, sin saberlo. Progresista en España es un insulto, pero en Japón, un país ultraconservador, obscenamente hipercapitalista y bajo control total yanqui, tener una forma de pensar medianamente avanzada tiene un mérito increíble. Todo lo contrario de esos progres españoles con su falsa cultura y su falso izquierdismo, en realidad son pijos camuflados, la mayoría carecen de cualquier tipo de habilidad y no han aprendido ni experimentado nada en su vida.

jueves, 2 de julio de 2009

TODOS LOS ARTÍCULOS DEL CHINO MUERTO SOBRE JAPÓN

Estaba intentando poner un link a la derecha de la página para acceder directamente desde esta página a todas las entradas sobre Japón del Chino Muerto, pero por un problema de blogger cuando pinchas en el link no sale nada; así que la manera de enlazar, aunque un poco rocambolesca e indirecta, es pinchando en el título de esta entrada, poniendo el link en la propia entrada tampoco me deja.

No olvidéis que si os interesa este blog, en el Chino también hay artículos sobre diversos aspectos del país del sol naciente: recomendaciones musicales, política, pordioseros, arquitectura, cuentos, proyectos del Partido Japonesista de Derechas, etc.. Realmente no estoy siguiendo ningún criterio lógico para decidir si una historia que tiene que ver con Japón directa o indirectamente cae en el otro blog o en éste. Es una manera de actuar verdaderamente absurda, así que creo que lo mejor es inscribirse a ambos blogs y leer ambos.