ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

domingo, 29 de marzo de 2009

6 MESES EN OSAKA

Acabo de volver de unas excelentes minivacaciones en una pequeña y remota. Como el hecho de estar en Japón es ya de por sí unas vacaciones, se trataba por lo tanto de unas intraminivaciones, un deporte que incluso en los países desarrollados sólo las personas más inteligentes se pueden permitir.

Para atraer el turimo internacional en una zona de Japón no demasiado conocida internacionalmente, el gobierno de la provincial de Okayama, en la Comunitat de al lado de la mía y a dos provincias de Osaka, ha creado una red de hoteles racistas, una clase de alojamiento rural sencillo pero de gran calidad situado o bien en edificios históricos o bien en pueblos aislados o en zonas remotas del mar o de la montaña. En tales lugares sólo pueden alojarse o bien extranjeros de mierda o bien japoneses acompañados de guiris, tiene que haber como mínimo un guiri. Además de que el precio es asequible, para extranjeros es más barato, y para estudiantes extranjeros aún más, por lo que a mí me contó solo dosmil yenes la noche, un verdadero chollo en Japón, más barato incluso que un youth hostel.

Y eso que la villa internacional que elegimos esta vez solo tiene 5 habitaciones, todas ellas dobles, amplias y con vistas maravillosas al mar y a la montaña, a walking distance de la playa y de las rutas de senderismo de una pequeña isla paradisiaca del mar interior de Japón. En la isla hay un pequeño pueblo tradicional de menos de mil habitantes, el noventa por ciento viejos, que cultivan los campos de alrededor de sus casas.

Van a ser 6 meses desde que vine a este país y la verdad es que me siento cada vez más a gusto. Es verdad que es una vida artificial e insostenible, que me puedo permitir gracias al dinero que ahorré tras varios años de durísimo trabajo en una de las empresas con más proyección de la monarquía bananera. Si estuviera trabajando y estudiando y no sólo estudiando, quizás las cosas no serían tan fáciles. A veces tengo remordimientos porque todo el mundo en Japón está ocupado y con prisas a todas horas menos yo. Podría coger un trabajo a tiempo parcial mientras estudio, igual que hacen mis compañeros de clase, pero mi vida ya no sería tan placentera, así que prefiero seguir como ahora, sin lujos de ningún tipo y siempre estirando la pasta pero sin penurias. Además, va contra mi religion, principios, estilo de vida y política de empresa realizar dos cosas a la vez que requieran algún esfuerzo.

Los pequeños pero emocionantes viajes que puedo permitirme en estas tierras son un placer, pero lo más emocionante es la vida cotidiana. Actividades que en España serían terriblemente vulgares y anodinas que sólo por llevarlas a cabo en Osaka se convierten en experiencias sublimes.

Por ejemplo, los domingos y festivos en mi residencia no dan papeo y voy a desayunar a un lugar atendido por una vieja y al que solo van viejos cuyo menú desayuno es un chollo, y que está decorado como las típicas cafeterias de carretera de los años 70 que salen en las películas yanquis.

Luego suelo ir en bicicleta a la biblio de mi barrio, que está a solo 7 minutos y medio de mi casa en bici, aunque no tiene internet. Esa biblio sirve para leer el periódico japonés en inglés “The Japan Times”, (todavía no puedo leer el periódico en japonés porque tiene demasiados kanjis). Dentro de los periódicos japoneses, la mayoría de ellos más bien conservadores, este “Japan Times” está considerado un periódico cosmopolita, abierto, imparcial y liberal. En realidad se trata de pura propaganda proyanqui ultracapitalista disfrazada de información. Por ejemplo, pese a que Estados Unidos suele invadir países con relative frecuencia, arruinar la economía mundial, hostigar a gobiernos democráticamente electos, fomenter la tortura, apoyar dictaduras y un largo etcétera de maldades, la culpa de todo aquí es siempre Corea del Norte, al que se califica continuamente de estado rudo, belicoso, hostil, etc., pese a no haber atacado a nadie; mientras que USA es el país de las barras y estrellas, el país norteamericano, etc. ningún tipo de descalificación ni insulto.

Periódicos como el País, el Mundo o The Japan Times son un compendio de manipulación y de malas intenciones, pura maldad periodística. Es preferible no leer absolutamente nada, o no saber ningún idioma, ni siquiera el del sitio en donde uno vive, o pasarse el día viendo películas del oeste de manera interrumpida sin ni siquiera pensar antes de que perder el tiempo con toda este tipo de basura.

Por cierto, que mientras estaba en la sección de libros juveniles de la biblio fui asaltado por una mamá japonesa que me invitó a acudir la semana que viene al club familiar de la biblioteca, donde niños, mamas y viejos acuden a divertirse, bailar, jugar y practicar idiomas una vez al mes. Si se tratara de España jamás se me ocurriría acudir a una actividad tan vergonzosa. Pero siendo Japón, el solo hecho de plantearme acudir resulta tan surrealista y delirante que he decidido que si no tengo absolutamente nada que hacer ese día consideraré la propuesta.

Para seguir integrándome, mi siguiente objetivo es que las viejas del sitio de desayunos me tomen cariño y empiecen a invitarme a su casa a merendar los sábados y me preparen enormes tartas e incluso me adopten como nietos y me asignen una paga seminal, no necesariamente alta, a partir de unos veinte euros a la semana bastaría.

Esta semana el padre de Rie, que trabaja en una conocida multinacional japo que hace paraguas y ordenadores me va a vender un portátil nuevo de la empresa por 300 euros. Parece ser que están sin pasta por la crisis y están vendiendo ordenatas a precio de saldo para no irse a pique.

Entretanto, el venerable señor Kou a vuelto a su país definitivamente, con lo cual el número de amigos aparte de Rie pasa de uno a ninguno pero el número de bicis de uno a dos. Siguiendo la tradición, me regala su bicicleta que esta vez no es la peor del mundo sino todo lo contrario, tiene hasta cambio de marchas, reposachelas par air tomándote una caña mientras vas al colegio, reposaparaguas, etc. aunque he decidido que seguiré usando la vieja, la buena la usará Rie para nuestras excursiones a ver pordioseros al Yodogawa.

Aparte de la bici, mi nivel de vida ha aumentado radicalmente porque el señor Kou, ese seguidor del Che y de Obama que no tenía amigos, me ha regalado más de 8 bolsas de trastos entre los que se encuentran más de 50 perchas, comida para gatos, una cafetera, un impermeable, media docena de abanicos, cientos de paquetes de klinex, numerosos cables, artefactos que no sé lo que son, altavoces, tres sillas, una trampa para mosquitos, una colección de gorras Nike, una television, dos impermeables, un pomelo, café molido, 2 paraguas elegantes, una brújula, pilas, bombillas, una libreta, cientos de bolis, y un interminable etcetera. Así que, por convertir mi habitación en la cueva de un comerciante fenicio o en un auténtico bazar persa, buen viaje, y larga vida al venerable señor Kou.

sábado, 28 de marzo de 2009

EPÍLOGO A UMEDA

Puede que no sea importante pero se me ha olvidado mencionar dos lugares para comer en Umeda que por sí mismos se podrían considerar meravelles de Kansai, así que el es de justicia explicarlos para no dejar incompleto el artículo anterior.

El Maru: significa redondo, aunque no sé porqué. En un estrecho y siniestro pasillo de bajo de las vías de tren, el local consta de una simple barra en forma de U en la que caben unos 7 tipos. No hay cocina, como tantos sitios en Japón la cocina es el otro lado de la barra, donde hay un tipo cortando pescado y preparando menus en un metro cuadrado de terreno. Sólo se ofrecen tres opciones: sasimi (pescado crudo), cocido japonés o el mixto, que es la mezcla de ambos. El menú sashimi mediodía es una de las grandes gangas de Japón. Por 750 yenes, unos 6 euros, en pleno centro de Osaka, menu más barato que el de un bar cutre de barrio de Valencia, y además se puede repetir arroz gratis y el pescado es de grandísima calidad y la dosis, bastante considerable.

El Naniwaka o Naniwauchi: este sitio es un agugero de dos metros de ancho y tres de largo situado entre rascatas en la principal arteria del centro de Osaka. Hay un menu de pollo frito, arroz y tallarines por 590 yenes, menos de 5 euros, increíble. No hay camarero ni nada. Compras el tiquet del papeo deseado en una maquina a la entrada y se lo das directamente a la cocinera, la cual te lo cambia por la comida correspondiente. Este local se recomienda por la noche, pues con la música jazz y la vista de los rascatas de alredededor por la noche nos hace sentir como en una peli yanqui de los ochenta.

martes, 17 de marzo de 2009

MERAVELLES DE KANSAI: UMEDA


El centro de Osaka cuenta con dos núcleos neurálgicos principales: Namba, en la parte sur del centro, y Umeda, en la parte norte.

Namba es el más turístico de los dos porque contiene el centro histórico de Osaka (una sola calle de un metro y pico de anchura y menos de cincuenta de longitud); y también el río Dotombori, cuya ribera es sitio ideal para tumbarse en el suelo a jugar al tenis en un entorno de película de ciencia ficción.

Sin embargo a mí me gusta más Umeda. Quizás por su estética cutre, quizás porque no atrae a tantos guiris, o quizás simplemente porque estoy acostumbrado: casi todos los días paso por aquí al venir a la biblio, y además es el punto natural de entrada al centro desde el barrio periférico de la zona norte de Osaka en el que vivo, al otro lado del sucio río Yodo.





Umeda significa campo de ciruelos, nombre que indica que alguna vez debió haber algún tipo de vegetación en esta zona. En realidad, un nombre más adecuado para esta parte de la ciudad sería: "campo de rascatas", o quizás "bosque de estaciones de tren apretujadas las unas encima de las otras en aparente caos".



El origen de esta zona como centro del entretenimiento, los papeos y los negocios es el típico. En un principio, aquí no había nada, se terminaba la ciudad, hasta que pusieron una estación (como la Estación del Norte que hay al sur de Valencia). Una estación que comunicaba Osaka con Kyoto, Kobe, Tokyo y todos los otros sitios del norte de Japón. A raíz de ello empezaron a surgir rascatas y estaciones de tren de manera aparentemente aleatoria. Rascatas y estaciones de tren, y no edificios antiguos y comercio tradicional, por ejemplo, son los dos elementos que caracterizan el centro de cualquier ciudad japonesa.



En resumen: más de una decena de estaciones de tren, autobús, metro, taxi, cercanías, etc. cada una de ellas del tamaño de Atocha, en un espacio de menos de un kilómetro cuadrado. Alrededor de ellas, un verdadero enjambre de pasillos, pasarelas peatonales, túneles, callejuelas y galerías. Algunos de esos pasillos son sólo galerías comerciales pijas que imitan el estilo occidental (incluso existe una pasarela subterranea de tiendas de ropa que tiene el suelo empedrado y fuentes iluminadas para que te creas que estás pirulando por el centro histórico de Roma o París en vez de bajo tierra en el centro de la ciudad más fea del mundo). También existe lo contrario, túneles siniestros en los que hay antros maravillosos para comer por un precio asequible, negocios de dudosa moralidad, comercio de barrio en el que siempre hay lugar para los venerados pachinkos.



Algunos de los lugares de interés que hay en Umeda o cerca de Umeda son; el rascata Umeda Sky Biru, el más famoso de la ciudad , al que subí en navidad para complacer al venerable señor Go; el edificio atravesado por una autopista; la Biblioteca de Nakanoshima, desde donde se escribe este blog.



Pero fundamentalmente, mi lugar preferido son unas oxidads pasarelas peatonales de estética setentera que sirven para cruzar por arriba la avenida Mido-suji, arteria que cruza Osaka de norte a sur.



Esas horribles pasarelas sin interés aparente constituyen en realidad una especie de micromundo, una sociedad paralela en la que personajes de variada índole realizan actividades que en la parte de abajo de la ciudad, en la parte donde se vive al día, no estarían toleradas o no serían entendidas. Actividases tan diversas como conciertos de rock callejeros, abrazos gratis, venta ambulante de objetos realizados por uno mismo, adivinación del futuro, reparto de panfletos propalestinos, oraciones budistas a cambio de pasta, viviendas ilegales céntricas y con buenas vistas.



En una ciudad sin plazas como Osaka, estas excelentes pasarelas superan la vulgar función para la que fueron construídas y se convierten en un nucleo fundamental de la cultura popular de la urbe, espacio de convivencia de personajes de clases sociales distintas.


Lugar estupendo para tomar unas chelas en plena calle y disfrutar de la estupenda música gratuíta todos los días del año, entre pordioseros, ininterrumpidamente desde la hora de comer hasta la media noche, sin necesidad de que la Generalitat de Osaka-fu tire cientos varios millones de yenes a la basura para traer a la ciudad a un puñado de patéticos grupos británicos.


Y no se trata de un simple músico callejero tocando un instrumento, sino comúnmente de grupos de rock o punk metiendo distorsión a lo bruto en medio de la calle con potentísimos equipos de amplificación, y a veces verdaderas orquestas con varias secciones de cuerda y viento, o cualquier instrumento raro de música clásica.


Nos podemos encontrar cualquier cosa, desde una estudiante de bachiller sola, vestida con el uniforme del cole y cantando en solitario baladas al piano a 5 grados bajo cero un miércoles de invierno por la noche, entre tipos trajeados que vuelven a casa por la noche apestando a sake, hasta grupos de 8 o 9 tarados cuarentones en bermudas tocando mezcla de ska y reggae tipo skapara. Y por supuesto, el clásico rock alternativo japo con cuatro tipos metiendo mogollón de distorsión alrededor de una chica con cara angelical que cantan melodías dulces.

Además, los grupos se sincronizan para que cuando la policía llega para pedir amablemente a los músicos que dejen de tocar, empieza a tocar otro grupo en la parte opuesta de las pasarelas, y así se van sucediendo decenas de conciertos diferentes de cinco o seis canciones durante todo el día.


Y a parte de eso está el viejo del megáfono, que hace su propio concierto sin sincronizar con nada. Ese tipo se limita a esperar a que el paso de peatones se ponga en verde para berrear al oído a los estresados peatones hasta que se queda sin voz. Ese tipo es maravilloso, una vez hasta un tipo le pegó una patada de karateka y le tiró al suelo y el tipo se levantó sin decir nada y siguió berreando con la misma dedicación de siempre. Todavía no tengo fotos, pero cuando las tenga le dedicaremos un capítulo como meravella de Kansai en sí mismo.










En cuanto a mí, estoy de vaciones durante un mes porque empiezan las vacaciones de fallas en mi escuela. Todo el mundo espera ahora que florezcan los cerezos, lo que significará la llegada definitiva del calor y la oportunidad de lanzarse en masa a los parques para emborracharse en familia o con otros pordioseros. No sé si entre viajecito y viajecito tendré tiempo de seguir escribiendo, pero lo intentaré seguro.

Van a ser casi seis meses en Japón, y mi segundo trimestre estudiando este idioma extraño. En el nivel de los intermmedianamente imbéciles, he alcanzado la cuarta posición de clase en los exámenes de final de periodo en un grupo de 13 personas (todos ellos chinos que por tanto entienden los kanji), once de las cuales llevan un año o más estudiando en la misma escuela, es decir, el doble que yo. Está bastante bien, pero podía haber sido mejor si no hubiera pinchado en el examen de oreja-entender, en donde me quedé con un pobre 51 por ciento (en todos los idiomas que estudio, mi punto débil siempre es oreja-entender).

En el resto de los exámenes he arrasado, incluyendo un 96 en conversación, el más alto de la clase, y un 97 por ciento en gramática, el más alto empatado con otra persona.

Es un alivio descubrir que pese a los cientos de miles de tajas y tosos los golpes en la cabeza sigo teniendo una habilidad especial para entender intuitivamente la gramática de cualquier lengua extranjera que estudio.

No es por presumir, hay quien tiene talento para la pintura, a otros se les da el piano, yo además de esa capacidad tengo un talento especial para perder cosas y para desordenar sin darme cuenta todo lo que hay a mi alrededor.

jueves, 5 de marzo de 2009

MERAVELLES DE KANSAI: NARA

Mi vida en Osaka se pone cada vez más interesante. Hoy mi profe de gramática me ha preguntado si en España hay semáforos, y en la clase de expresión escrita, cuando una profesora diferente le ha preguntado a una compañera china cuál es su comida preferida, ésta ha dicho que la mayonesa. Otro chino, cuando le han preguntado a él, ha respondido: "la comida italiana"." ¿Por ejemplo?""Udon".

Además, aunque todavía no florecen los cerezos, lo hace ya los ciruelos, igual de hermosos. Pero lo mejor sin duda, los viejos y pordioseros que aprovechan la excusa del florecimiento para pasarse el día haciendo sueling y botellón con latas de tenis en los jardines del castillo de Osaka, cosa que demuestra que Japón es un país mucho más avanzado y de costumbres más liberales que la Monarquía Bananera.

En cuanto me envíe las fotos, os las enseñaré, por supuesto Pero en esta entrega de les meravelles de Kansai voy a describir una de las mejores ciudades del mundo para pasar un domingo bebiendo chelas y paseando en un entorno fantástico de naturaleza, cultura y edificios antiguos. Nara, una ciudad tranquila y hermosa que en realidad es la antítesis del día a día que se vive en la mayoría de las ciudades de este país extraño.

Nara fue la capital política del país del sol naciente durante menos de cien años en el siglo VIII. Aunque desde entonces nunca ha vuelto a ser la ciudad más importante del país, siguió siendo uno de los centros religiosos más fuertes, cosa que hizo que una gran cantidad de templos y de edificios interesantes se hayan conservado hacia nuestros días.

Pero sin duda lo mejor de la ciudad, aunque tiene un centro histórico excelente y no turístico, en uno de cuyos museos me hicieron el primer regalo "por ser americano" desde que llegué a Japón, es sin duda es Nara Koen (奈良公園), literalmente"el jardín de Nara". Nara koen es un enorme parque, quizás del tamaño de una capital de provincia española pequeña, en el que hay diseminados un número casi ilimitado de templos, santuarios, museos, palacios, estanques, jardines, etc.

Algunos de estos edificios son impresionantes, como Todaiji 東大寺, el edificio de madera más grande del mundo, que está protegido por unos guerreros, también de de madera, de varios pisos de altura, que fueron esculpidos con tal realismo que parece que vayan a tomar vida en cualquier momento para empezar a degollar a los miles de turistas que profanan el templo cada día. Dentro del templo hay un Buda de bronce también de varios pisos altura, puede que la estatua más grande de Buda que haya en el mundo.

Una buena anécdota con respecto a ese edificio se produjo en relación a que a las dos semanas de llegar a Japón se celebró en él un concierto gratuíto de música clásica en los hermosos jardines de dicho edificio. Antes de llegar a Japón, Rie me envío un mail toda contenta diciéndome que había conseguido las entradas enviando dos cupones recortados del periódico y participando en un sorteo. Me lo dijo toda orgullosa por haber conseguido ganar el sorteo, dando la impresión que era un pequeño concierto a la que sólo podía asistir una minoría privilegiada.

Cuando llegamos allí, había una cola de varios miles de personas que casi daba la vuelta a Nara koen entero, pero aún así el concierto estuvo fue un auténtico placer, hasta tocaron una canción llamada "Las Fallas de Valencia"

Otro edificio destacable de Nara-koen es Kasuga Taisha 春日大社. Si bien todavía no he entrado, lo mejor de este templo son los accesos, un siniestro laberinto de escaleras de piedra enmohecida flanqueadas por fantasmagóricos candelabros, también de piedra estilo cementerio, que sólo se encienden una vez al año, creo que el 16 de agosto.

Para terminar en lo que a edificios de Nara Koen se refiere, Isui-en, el mejor de los jardines de Nara, me sirve para hacer una clasificación de los extraños tipos de jardín que existen en el país en el que un café es más caro que un bocadillo. Por ejemplo, el jardín seco, un tipo de jardín zen que carece de vegetación y está hecho sólo de arena y que en realidad es precioso pero no puedo explicar por qué lo es. Otro tipo de jardín en es el que consiste exclusivamente en tres o cuatro piedras tiradas en el suelo de manera aparentemente aleatoria.

Igual de rayante, está el jardín que sólo mola si es mirado desde un punto determinado y que está pensado para ser visto desde ese punto, si lo miras desde cualquier otro sitio no mola. Y luego hay otro que es más o menos más normal, pero que en el recorrido te ponen trampas para que te vayas tropezando en los sitios en donde el jardín es más hermoso, para que pases más tienmpo viendo esa parte del jardín.

Isui-en tiene dos jardines. Uno es del tipo "paisaje prestado", que consiste en utilizar un elemento externo al jardín para realzar la belleza de éste. En este caso, la montaña hace que el jardín, que en realidad es pequeñçisimo, se vea más profundo y más grande. Y también aprovecha un trozo de Todaiji, el templo de madera del que os he hablado antes. Si se tratara de España, este tipo de diseño provocaría hostias con la SGAE.
El otro jardín que hay en Isui-en pertenece al estilo artificial que utilizan la teconología del siglo XIX para crear complicadas cascadas, norias, estanques, etc. Tuvimos la suerte de que ese día nevara, justo exclusivamente durante los quince minutos que estuvimos en el jardín, que se puso precioso, aunque no se aprecia bien en las fotos si no las amplias.



Destacar también del parque de Nara en sí que está integrado perfectamente con las montañas que lo rodean, de manera que se pueden practicar varias rutas de senderismo partiendo del parque.

Y destacar también los miles de ciervos domesticados que pululan tranquilamente por el parque entre los turistas. Aquí vemos a una japonesa huir despavorida de uno de esos ciervos (otra strong para quien adivine quién).


Para acabar, mencionar que Nara cuenta con otro parque gigantesco pero no turístico y un poco más lejos del centro, pero a walkin distance de este. En ese parque están los restos, mueseos y reconstrucciones de varios pueblos ibéricos japoneses de cuando Nara era la capital. Además, hay varios estanques así como tumbas mastodónticas de reyes, túmulos inmensos de antes del budismo. Es un parque ideal, por su tamaño brutal, para recorrerlo en bici alquilada.

Repetición de las fotos del Yamayaki, la quema de una montaña.


lunes, 2 de marzo de 2009

NACIONALISTA DEL KANSAI

Como decía en anterior artículo, Kansai, mi Comunitat Autónoma, es problemente la región con más importancia histórica y cultural de Japón y también la que cuenta con más lugares de interés. Kansai tiene dos ciudades que han sido capitales de Japón: Nara y Kyoto (de hecho, Kyoto lo ha sido durante mucho más tiempo que Tokyo), ciudades que a su vez son las más turísticas del país; cuenta también con 3 de las 7 localidades más pobladas del Japón (Kobe, Osaka y Kyoto); con la ciudad que ha sido motor económico de Japón durante largos periodos (Osaka); con el lago más grande; la ciudad más occidental (Kobe); el mejor castillo; un acento propio humorístico como el de Andalucía; y con con varios de los monumentos más conocidos, como el templo de oro de Kyoto, el castillo de Himeji, el de Osaka, o los monsasterios budistas de la montaña de Koya. De hecho más del 80 por ciento de todos los edificios Patrimonio de la Humanidad de Japón están en Kansai; y sólo en la ciudad de Kyoto, de tamaño algo menor que Barcelona, hay más de 2000 templos, media docena de centros históricos en la misma ciudad, cientos de jardines tradicionales japoneses, un castillo y varios palacios de incalculable valor. Kansai es además, un potente centro económico, con un PIB que representa el 3 por ciento de todo el PIB mundial.


Kansai goza también con una geografía variada que va desde el caos urbanístico de la conurbación brutal Osaka-Kyoto-Kobe hasta los apacibles pueblos pesqueros entre campos de mandarinas de la península de Ki, pasando por las montañas al norte de Kyoto y sus bosques que recuerdan al Canadá, el enorme lago Biwa, los ríos contaminados de Osaka y también turismo playero en versión japonesa, en el norte y sureste de la región. Hace poco recibí la visita de un conocido que vive en Barcelona y al que le encanta Japón y que estuvo 10 días, seis en los alrededores de Tokyo y 5 en Kansai. Pues bien, lo que me dijo este hombre me confirmó lo que yo ya pensaba. Kansai es como un resumen perfecto de Japón en que se mezcla lo más tradicional y moderno del país del sol naciente, y que si lo hubiera sabido habría pasado los diez días en Kansai, pues es perfectamente posible y aconsejable venir a Japón y quedarse en esta zona del país sin necesidad de pisar a Kyoto. También opinó que Osaka es mucho más divertida que Tokyo, la gente mucho más abierta y libre y una atmósfera mucho más jovial. Yo también había decidido no pisar Tokyo durante mi estancia aquí, pero finalmente este verano creo que tendré que ir para acompañar a unos tarados.

Otra de las casracterísticas de Kansai es que es la única región del sol junto con Okinawa en la que existe un sentimiento nacionalista, aunque en otro sentido a cualquier nacionalismo de los que existen en España. El nacionalismo de Kansai consiste en sentir y afirmar que ellos son diferentes al resto de los japos porque ellos son más auténticamente japoneses que los demás, porque conservan más las tradiciones que el resto y porque la cultura japonesa tiene su origen en Kansai.

Kansai tiene como nucleo la aglomeración Osaka-Kobe-Kyoto-Nara, un estraño rombo triangular del tamaño mismo aproximado que la provincia de Valencia en el que se apretujan 20 millones de habitantes, el equivalente a la población de media España. Las cuatro ciudades, pese a estar a apenas 40 minutos de distancia entre ellas, son sin embargo muy diferentes en todos los aspectos. Dentro de poco ofreceremos reportajes individuales de estas ciudades:




-Osaka (大阪): destaca por la cocina, animación, pordioseros, arquitectura fea, rascatas feos, aire permanentemente sucio, ausencia inhumana de zonas verdes, luces de neón, economía informal, tiendas de barrio, viviendas ilegales construídas en lugares inverosímiles por el propio pordiosero que las habita, mercados que son un placer, gastronomía rica y a buen precio, urbanismo inhumano, estaciones de tren sin paredes que constan de un simple techo a base de persianas oxidadas sostenidas por bloques de cemento, gran variedad de antros de todo tipo, gente más abierta que en el resto del Japón.


-Kyoto (京都): del tamaño de Barcelona, es una de las ciudades más turísticas del mundo, se dice que se necesitan años para visitar todos sus edificios interesantes. De hecho, al contrario de lo que sucede en las ciudades europeas, el centro está formado por edificios modernos sin interés pero que están rodeados de un enorme anillo de templos, jardines, palacios, estanques, casacadas y santuarios que a su vez están rodeados de espectaculares montañas de tipo pirenaico. Además, es una ciudad universitaria y turística en la que se respira un ambiente cosmopolista y progre; un ambiente europeo y algo hipi del que carece totalmente Osaka.


-Nara (奈良): fue también capital de Japón antes de que lo fuera Osaka, y por ello conserva también espectaculares templos de montaña y restos arqueólogicos. Nara es singular a nivel mundial porque todos sus monumentos en vez de estar en un centro histórico o algo así (aunque sí que tiene centro histórico), están en un enorme parque de tamaño mayor a algunas capitales de provincia españolas, parque por el que deambulan a su antojo, entre los turistas, miles de ciervos domesticados.


-Kobe (神戸): se trata de la ciudad más "occidental" de Japón, pues en su momento se prohibió a todos los japoneses relacionarse con occidentales y lo contrario, manteniéndose una pequeña excpeción en Kobe. Junto con el hecho de tener más parques y un trazado urbanístico más agradable que otras ciudades japonesas, destaca por su ubicación entre el mar y las montañas, una especie de Donosti en japo, y también por su famosa carne de buey al que se le dan masajes, se baña en sake y se le pone música clásica para que luego los filetes estén más tiernos y sabrosos. También se conoce a Kobe por el terremoto del 1998 que mató a decenas de miles de personas y que hizo caer al gobierno. Cada navidad se celebra un famoso festival de lucecitas en la ciudad para homenajear a las víctimas.


Fuera del rombo, al noreste, más allá de Kobe, tenemos el castillo de Himeji, patrimonio de la humanidad, el castillo que mejor se conserva de todo el Japón y lugar que todavía no he visitado pero que me han dicho que es relamente espectacular. Al norte de Kyoto, nada más acabar está ciudad, hay de repente una zona de alta montaña preciosa que parece Canadá y que es ideal para hacer senderismo; un poco más allá está el mar que los japos llaman de Japón y los chinos de China. Al noreste de Kyoto queda el lago Biwa, el más grande del país.

La zona de alrededor de Nara destaca también por montañas desiertas, pueblos desconocidos, tumbas antiguas y varios onsen de calidad. La zona de Wakayama, al sur de Osaka, es también una zona poco poblada con templos de montaña como el de Koya, rutas de peregrinaje y algunos de los onsen mejores de Japón, como aquel que os conté que está a junto al mar, y otro mucho más remoto aún que está dentro de un río, con lo cual el agua hirviendo sale de debajo del río si quitas una piedra, y te puedes hacer tu propia bañera de agua caliente dentro del río y pasarte el día cambiando de frío a calor.

Un poco más lejos, pero todavía en Kansai, queda el santuario de Ise, también patrimonio Unesco, que ha sido destruido cada 20 años desde el siglo 9 según marca la tradición y construido siguiendo el mismo diseño unos metros más allá del anterior. Ese santuario sólo se puede ver desde fuera (sólo se permite la entrada al sacerdote del templo y a la familia Imperial). En el interior hay un salón al que sólo puede ingresar el emperador. En ese salón hay un cofre que guarda un espejo imperial que nadie ha visto desde que fue guardado en ese lugar en el siglo IX. Es el espejo del Emperador.