ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

miércoles, 18 de febrero de 2009

EL MEJOR MINISTRO DE ECONOMÍA DE LA HISTORIA

Esta semana tocaba artículo sobre los papeos, tema por supuesto interesantísimo, pero no puedo resistirme a la tentación de escribir aunque sea unas líneas sobre mi ministro de Economía, un nuevo motivo de orgullo. Ya sé que me tenéis envidia, mi ministro de economía se taja, y el vuestro o no se taja o bien tiene miedo de hacerlo en público.

El mismo día en que se anunciaba la peor recisión en Japón prácticamente desde que hay registros. Básicamente no creo que sea culpa de este señor y tampoco me alegro de la crisis. El capitalismo es pésimo en todas partes, y como llevo diciendo en el Chino Muerto, la peor amenaza para la raza humana, ahora que Ramoncín ya no se dedica a la música.

Pero mientras el capitalismo occidental, especialmente el que tiene su centro en Londres, y también el norteamericano (y no digamos ya el valenciano), han degenerado hasta convertirse ya en un fenómeno esencialmente especulativo y parasitario; pues no producen nada útil y centran su estrategia en dominar los medios para utilizarlos para convencer a la gente para que deje de practicar actividades que sirven para algo y se dedique simplemente a comprar cosas que carecen totalmente de utilidad, el capitalismo japonés intenta siempre inventar cosas que sirvan de algo, que añadan nuevo positivo a la vida de las personas y que triunfe así en los mercados de todo el mundo.

Se trata de ideas sencillas pero geniales, como por ejemplo de las nuevas consolas de Nintendo, que en vez de centrarse sólamente en juegos incluyen programas educativos que ayudan a las personas a conseguir sus objetivos en la vida, como aprender idiomas, saber las rutas de senderismo que hay en una comarca determinada, superar un complicado examen de acceso a la universiad, aprender a hacer pizzetillas tan bien como el Profeta Azul, o confeccionar sandwiches británicos.

Ideas sencillas y geniales como fabricar coches no más grandes y más ruidosos sino coches que gastan menos gasolina y se estropean menos; duchas en las que te puedes duchar sentado; latas de sake que puede ser comprada en cualquier tienda de la esquina por menos de un euro y bebidas tranquilamente en la calle al volver del trabajo; corrientes de agua medicinal que fluyen por debajo de la tierra a temperaturas elevadas y que salen a la superficie en el centro de la ciudad para que puedas meter tus pies o tu cuerpo entero cuando vas pirulando por la calle muerto de frío; un tren como el Shinkansen que comunica las mayoría de las ciudades importantes del país con la frecuencia y puntualidad de una línea de metro; mi diccionario electrónico inglés-español-japonés al que incluso le puedes dibujar directamente los kanjis y te los traduce; o candados como los de las bicicletas niponas, que van incorporados en el diseño de la bici y que por lo tanto no se quedan amarrados a una farola cuando ésta es robada.

Los capitalistas japoneses invierten gran parte de sus edificios no en comprar coches de empresa como en España ni por supuesto en jets privados como los "nuevos dioses" de las finanzas americanas sino en investigar para crear productos nuevos con los que vender más que sus rivales.

A nadie se le ocurre, por ejemplo, pensar que se va a hacer rico sin trabajar porque su casa va a valer el triple dentro de diez años, así, por arte de magia, que es la idea que parece haber movido a los votantes españoles en los últimos años.

Pero el caso es que debido a la crisis internacional, la economía japonesa se está yendo a pique, pero mientras en Europa y Estados Unidos la crisis se debe simplemente a la avaricia y a la estupidez no sólo de los propios capitalistas sino también de la gente en general, en Japón el problema es que la gente de los otros países ya no tiene pasta para comprar nintendos ni toyotas, así que mientras que el futuro de Europa es el de convertirse en un mero parque temático para los turistas rusos y chinos, en Japón acabarán fabricando productos que puedan servir de algo a quien sea que tenga la pasta en el futuro, por lo que supongo que a la larga les irá mejor.

De cualquier manera, ya se trate de Japón o España, hasta tal punto han degenerado nuestras democracias que resulta irrelevante quién sea el ministro de economía. Da igual que se trate de una tía buena en topless, de un pordiosero que responidera a las preguntas de los periodistas gritando furioso consignas neonazis, o de un tipo que se taje en las reuniones del G7. Aunque los hay, por supuesto, que prefieren a Solbes, yo me quedo sin duda con el tipo que se taja.

Pues ocurre que, el mismo día que se comunican los peores resultados económicos japoneses de la historia moderna, aparece el ministro totalmente doblado en una cumbre internacional de los países más ricos del planeta. Sencillamente genial. Es de esas cosas que hacen a uno sentirse orgullo de haberse vuelto japonés.

Aunque Rie me explicó que desde hace tiempo ya se sabía que ese ministro es aficionado al sake, y que ha aparecido varias veces chumando en ocasiones conmemorativas, la excusa de que había tomado pastillas que le habían hecho efecto al ser mezcladas con el vino de la cena es una excusa tan estúpida y pueril que probablemente sea cierta.

Pero lo importante del caso es que nos permite reflexionar sobre el consumo de alcohol en Japón. El señor Nakagawa pertenece a esa generación de japoneses de 40 o 50 años de edad cuya existencia de lunes a viernes se limita en currar quince horas al día, tajarse a toda velocidad al salir del trabajo, hacer un poco de sueling y volver al trabajo a la mañana siguiente. Es un espectáculo subir a un tren en una ciudad como Osaka a las 7 o las ocho de la tarde, con miles de tipos trajeados haciendo olor a alcohol.

Me estaba dando cuenta que la presencia del alcohol se hace presente en todos los ámbitos. Por ejemplo, en el libro que se estudia en mi escuela para aprender el vocabulario, cada capítulo va dedicado a una temática distinta de la vida cotidiana en Japón, y durante ese capítulo se aprenden las palabras relacionadas con tal o cual tema, como por ejemplo, las tareas domésticas o la cocina, siempre en un tono neutro y más bien amariconado, protagonizado por unos muñecos bastante infantiloides. Pues bien, uno de los capitulos que más sorprende de ese libro es que hay un tema dedicado a las tajas.

Después de varios capitulos anodinos sobre el jardín, la naturaleza y los trenes, los protagonistas organizan una taja en casa. No una fiesta normal en la que entre otras cosas se consuman unas cuantas cervezas sino, una taja de verdad, lo que se dice "beber por beber", beber para tajarse. En ese tema se presenta todo el vocabulario propio de estas ocasionas, e incluso de la mano de uno de los protagonistas, que está apoyado en la barra con cara de encontrarse a punto de vomitar, podemos aprender cómo se dicen en japonés tirar la cerveza al suelo, estar mareado, estar dobaldo, tener resaca, y todo el vocabulario típico de las tajas.

En otra ocasión, en la clase de gramática, entre las típicas frases solo para aprender que aparecen en el manual que estudiamos a diario, frases del tipo: "Matsumotosan da un CD a Tanakasan". "Tanakasan recibe un CD de Matsumotosan", etcétera, descubro que no sólo el ministro de economía, sino también el Matsumotosan de los ejemplos políticamente correctos también se dobla. Y no sólo eso !se suele beber más de 20 cervezas en cada taja! La frase en cuestión era:

-¿Sólo 20 cervezas? Matsumoto se suele beber más de 20.

Con lo que ya hay dos tipos aparentemente anodinos que de repente me caen bien.

Las siguientes fotos son de la quema de la montaña de Wakakusayama, festival que se celebra cada año en Nara, maravillosa ciudad habitada por ciervos que deambulan libremente por sus jardines públicos, y antigua capital japonesa que cuenta con ocho edificios patrimonio de la Humanidad, a sólo 45 minutos en tren de Osaka. Dentro de poco haré un reportaje sobre mi Comunidad Autónoma, sin duda una de las mejores del mundo.



4 comentarios:

Makazi dijo...

Yo la verdad que eso de pillarse una taja no lo entiendo... con lo buena que esta la fanta de naranja... XD

Pero bueno el hombre ve que hay crisis y se pilla un pedo pa salir en la tele... y claro todos los japoneses a seguir el ejemplo XD Tengo la sensacion de que el excelentisimo profeta pillara una buena el primer dia y luego dormira la mona en el avion de vuelta... lo curioso es que por lo que comentaste el alcohol no esque fuera precisamente barato... pero bueno si la calidad de la cerveza que se gano El profeta o uninon¿? es tan excelente con una ya pillas un buen pedo pues con mas de 20..... mejor no saberlo...

Y en cuanto a las fotos... realmente queman la montaña... ¿?

El profeta Azul dijo...

Oiga aclare lo de la montaña!
Habria que hacer un ranking de politicos tajeados, tenemos a sarkozy luego de una reunion con el presidente (o algo) ruso, aznar en la cata de vinos y ahora al ministro japones!

Makazi dijo...

Señor Barata para recordar los viejos tiempos igual hacemos un torneo de ping pong el Lunes, Aunque no sera lo mismo sin usted, aunque me metere con el profeta porque juega fatal.... jejeje

Elvar dijo...

Que sí, que queman la montaña de verdad todos los años, que es verdad. Bueno, ustedes disfruten con el pingpong y no se olviden de plantar patatas en el río ahora que la civilización europea entra en la recta final de su destrucción. Yo me dedicaré a disfrutar de mi diccionario electrónico japo-inglés-español en el que incluso se le pueden escribir los kanjis que no se entienden y los traduce.