ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

lunes, 14 de septiembre de 2009

MERAVELLES DE KASAI: KINKAKU-JI, GINKAKU-JI Y NANZEN'-JI

Últimamente van a predominar los artículos sobre viajes y excursiones porque estos días, cuando creíamos que la cosa se tranquilizaría después de las vaciones, nos están surgiendo muchas oportunidades al respecto. Por ejemplo, el paso fin de semana unos amigos de Rie nos invitaron a pasar el finde en una casa que su familia tiene en las montañas. Yo sabía que se trataría de un viaje interesante pero me imaginaba una casa de pueblo más como tantas otras que hay en las montañas de Japón. Pues resultó que la finca en cuestión no era sólo una casa de pueblo sino una gran hacienda rural de cientos de años de antigüedad que los antepasados del amigo de Rie, que habían sido en la antiguëdad aristócratas y guerreros (es decir, samurais) habían conservado durante siglos. Todavía se conservaban en la casa espadas varias veces centenarias, armaduras metálicas de guerra, monedas de la época e incluso condecoraciones recibidas de manos del propio emperador. Cuando tenga las fotos, ya escribiré un reportaje al respecto porque fue un fin de semana interesantísimo.

Vamos a seguir con el ciclo de meravelles de Kansai, que como es natural nos lleva periódicamente a Kyoto. Esta vez haciendo una ruta por tres templos que se encuentran en realidad bastante separados pero que se pueden ver en la misma expedición en orden aprovechando el pase de un día de barra libre de autobuses de Kyoto por 500 pesetas japonesas.


Kinkaku-ji (金閣寺)es sin duda uno de los edificios más famosos de Japón. La foto del "Pavellón de Oro"reflejado con el tejado cubierto de nieve es una de las estampas que aparece en todos los calendarios del país igual que la típica vista del monte Fuji nevado o del puente Tougetsukyo (渡月橋)de Arashiyama, también en Kyoto, con los colores del otoño en las montañas del fondo.



Es un edificio precioso pero que parece que haya sido diseñado sólo para ser visto sólo desde ese preciso punto y que al acercarte , desde mi punto de vista, pierde parte de su belleza.



Este edificio fue construído en 1307 como palacio de recreo de un aristócrata, pero posteriormente fue convertido en templo budista. Aunque el objetivo era cubrirlo enteramente de oro, sólo se cubrió el piso superior. En 1950, un monje que sufría transtornos mentales le prendió fuego, quedando reducido a cenizas y siendo reconstruído unos años después con el piso segundo también cubierto de oro. Basándose en ese incidente, Yukio Mishima escribió su novela Kinkaku-ji, que contaba la historia de un monje tartamudo y singularmente feo que desde su infancia se había sentido obsesionado con la belleza de este templo y lo había hecho objeto de sus extrañas fantasías hasta acabar enloqueciendo en la edad adulta. Una de mis motivaciones para seguir estudiando japonés es algún día ser capaz de leer esta novela en el idoma original, aunque está en inglés y puede que en castellano.

De hecho, el tal Mishima me parece una de las figuras más interesantes de la historia contemporánea japonesa. Novelista, dramaturgo, poeta, homosexual y ultraderechista que nunca aceptó la modernización de la sociedad japonesa y que llegó a organizar una sociedad fundamentalista con la que intentó un golpe de estado para restituir la figura (hoy meramente testimonial) del Emperador. Tras conseguir una entrevista con un comandante del ejército japonés, manatiaron a éste y se atrincheraron en su despacho, momento tras el cual el propio Mishima salió al balcón a dar leer discursos fascistas a los guardias y oficiales de aquella base militar emplazándoles a que se levantaran contra el gobierno. Como sus pronunciamientos fueron acogidos con cachondeo por aquellos, todos los miembros del grupo, incluido el mismo escritor, se suicidaron allí mismo siguiendo el ritual tradicional japonés, aunque hay indicios de que la idea del suicidio estaba preparada desde mucho antes.


El Pabellón de Oro está rodeado de un hermoso jardín del tipo de los de "para ser paseado". En el destaca una vista del templo que está pensada para hacerlo aparecer emergiendo entre las nubes, en este caso representadas por pinos.


Hay que destacar que justo al terminar el recorrido hay una tienda de suvenirs donde podemos degustar gratis una cantidad ingente de dulces japoneses e incluso el extraño té con oro que se muestra a continuación, con lo cual el precio de la entrada queda de sobra amortizado.

El Pabellón de Plata, Ginkaku-ji en sí no es tan hermoso a priori, pero cuenta con un delirante y maravilloso jardín de arena que se complementa con el palacio y con el paisaje de alrededor de manera maravillosa. El enorme cono de tierra simboliza el Monte Fuji.


No tengo ninguna foto buena del edificio en sí con el jardín de arena a sus pies porque cuando fui estaba en restauración y además lleno de gente. El edificio fue construído bajo la inspiración de Kinkaku-ji, de hecho se trataba del nieto del fundador de aquél. Pero por culpa de la guerra se acabo el dinero y a la muerte de su dueño todavía no había sido cubierto de plata como había pensado éste. A mi juicio, la grandeza de Kinkaku-ji es que sin ser en realidad de plata, consigue serlo dentro de la mente (al menos, de una mente como la mía, tan trastornada como el monje anterior). No sé si es por el nombre, o por la atmósfera crepuscular de alrededor, o por el jardín de arena plateada, pero yo a este templo lo veo totalmente de plata.


No lejos de allí, se encuentra el célebre paseo de los filósofos, y al final de éste, el Nanzen-ji, que significa el templo zen del sur, aunque a mi me gusta llamarlo el pabellón de madera, para completar la ruta de los elementos, junto con el de oro, el de plata y el de agua.

No es de los templos más conocidos pero si uno de mis preferidos. Destaca por su grandísima puerta de entrada, así como una gran cantidad de pequeños subtemplos e incluso, y eso es lo más delirante del asunto, con un acueducto de diseño europeo.



Al dejar atrás el templo y el acueducto el sendero sigue ascenciendo por la montaña, rodea un cementerio y llega a uno de esos de lugares misteriosos, casi de película de terror, que existen en las cercanías de muchos templos japoneses. Hay un pequeño santuario llamado oku-no-in, o "templo del fondo", curiosamente el mismo nombre que el templo más misterioso de Koya-san. Encima de ese pequeño santuario hay una gruta aún más pequeña con un altar, y al lado de ésta, una pequeña cascada a la cual acuden peregrinos a rezar, debajo de la misma, incluso en lo más crudo del invierno.


2 comentarios:

Makazi dijo...

Demasiados sitios para ver en tan poco tiempo... tendre que hacer una gran seleccion... pero bueno picando de aqui y de alla... seguro que lo pasamos genial... y al fin y al cabo lo interesante es verles a ustedes :) Me ha gustado mucho la entrada de hoy tan detalla. Saludos

Elvar dijo...

De todas formas, apúntese esta ruta que es de lo mejor de Japón, aunque quizás demasiado turístico.