ADVERTENCIA: Si lo único que te interesa de Japón son los tebeos, los videojuegos y los teléfonos móviles, ya puedes ir alejando tu desagradable trasero de este blog, porque no eres en absoluto bien recibido. Este es un blog sobre pordioseros, edificios asquerosos, viejas con forma de ele y resacas brutales con sake de pésima calidad.

lunes, 11 de mayo de 2009

TAJAS DE TRANSLACIÓN

Aunque por supuesto sigo practicando por estos lares casi todas las modalidades de taja tradicional, destacando las tajas con takoyaki en casa de Unión y Alicia japoneses, últimamente me dedico a desarrollar una nueva modalidad de taja creada por mí mismo, a la que llamo “taja de translación“. La taja de translación no es en realidad sino una variante de la taja de transición, tipo de taja que quizás algunos de los lectores de este blog no conozcan. Es por ello que voy a repasar primero en qué consiste la taja de transición clásica, para luego explicar en qué consiste la nueva.

Según, el Diccionario del Comité, una taja de transición consiste “en una taja que se celebra normalmente en domingo o cualquier jornada siguiente a una taja brutal y anterior a un día de trabajo. El objetivo de este tipo de taja, que requiere un altísimo nivel de experiencia y maestría para su correcta aplicación, es mantener un estado de ebriedad suficientemente alto como para anular los síntomas de la resaca provocada por la taja del día anterior, pero a la vez lo suficientemente bajo como para que la resaca del día siguiente sea mínima."

La taja de transición la desarrollamos el que escribe estas líneas y el Pordiosero (un tipo feo y asqueroso que regenta un curioso blog sobre sandwiches que podéis leer aquí), durante la época en la que vivíamos en el condado de Oxford, como método para hacer más llevadera nuestra ya de por sí jovial existencia de entonces. Desde entonces, a través de los años, y también con otros personajes, hemos protagonizados innumerables tajas de este tipo.

Aunque hay que reconocer que el Pordiosero es un maestro en ese tipo de tajas, también hay que reseñar que con cierta frecuencia, sobretodo en su época británica, este tipo de borracheras se le iban de las manos, con el resulado de lo que en principo estaba pensado para ser, como su nombre indica, una simple transición, degeneraba hasta acabar yendo al curro al día siguiente, directamente desde el lugar en el que se celebraba la taja, todavía borracho, apestando alcohol, y sin haber dormido en toda la noche.

Existen también personajes, como el Vikingo Macabro, que no pueden realizar tajas de transición porque sus tajas son siempre hasta caer al suelo, cosa que no puedeo hacer menos que aplaudir.

La taja de translación la vengo celebrando últimamente en solitario algunos domingos por la noche. Resulta que muchos domingos, como los festivos no tengo papeo incluído en casa, si no hemos ido de viaje ese día porque estamos cansados del viaje del sábado o porque el tiempo no acompaña, a veces Ri me invita a cenar a su casa con su familia, donde suele caer siempre alguna botella de vino, de sake o varias chelas. Como consecuencia, suelo salir de allí en un estado de taja moderada, totalmente satisfecho, por supuesto, pues además la comida siempre es maravillosa, pero con la sensación de que debería desarrollar un poco más esa taja y no tirarme por encima ese inicio de taja.

Como desde casa de Ri hasta la mía todavía hay una hora y pico, y dos transbordos, la taja de translación consiste en ir tajándome durante ese tiempo, aprovechando que en Japón no sólo se puede beber alcohol en cualquier sitio (incluyendo por supuesto el interior de las estaciones y de los trenes), sino que el alchol se vende también a cualquier hora del día, no sólo dentro de las estaciones !sino incluso en los propios andenes mientras esperas el tren!, con lo cual es técnicamente posible comprar una chela incluso hasta 3 segundos antes de que parta nuestro tren, y bebérnosla luego sentado dentro del vagón.

La primera lata de tenis la compro por tanto en la tienda de conveniencia (conbini) que hay junto a la estación del barrio de Rie y me la bebo esperando el tren y dentro del mismo. Las otras dos latas caen en los dos transbordos siguientes (existe una manera para llegar a casa con un sólo transbordo, pero es bastante más cara). Al llegar a la última estación a veces compro una cuarta lata para bebérmela en el breve camino que va desde tal estación hasta el lugar donde tengo aparcada la bici con la que voy desde la estación a casa. Pero por lo general a esta última lata suelo renunciar porque ir demasiado doblado en bicicleta puede ser peligroso incluso en Japón. A demás, la belleza de una taja de translación consiste en ir bebiendo una lata diferente en el momento de subir a cada uno de los trenes que nos separen de nuestra casa. La última lata, por lo tanto, no es imprescindible, e incluso algunos puristas la considerarían innecesaria, simple retórica.

La taja de translación se parece a la taja de transición en que tiene que ser lo suficientemente fuerte como para que sea digna de ser llamada "taja", pero lo suficientemente suave como para que puedas volver a casa sano y salvo; o como para no encontrarte tan resacoso y de mal humor al día siguiente que acabes insultando a la profesora de japonés cuando te hace una pregunta estúpida como cuál es tu comida japonesa preferida o si en España también existen los semáforos.

Otro de los aspectos hermosos de la taja de transición es que si se efectúa lo suficientemente tarde (en Japón se cena a las 6 de la tarde: durante gran parte del año, a esa hora ya se ha hecho de noche), pongamos sobre a las 11 de la noche, y en domingo, las estaciones y los trenes que vamos a utilizar se encuentran casi totalmente vacíos y muchos de los tipos con los que nos cruzamos tienen un aire sospechoso, con un gran número de ellos realizando taja de translación como nosotros.

Hay que destacar también que el recorrido desde casa de Ri a la mía se hace atravesando algunos de los barrios más feos de Osaka. Concretamente el propio barrio de Ri, Higashi Osaka (que literariamente significa Osaka este), es un suburbio caótico y sin apenas zonas verdes que combina la peor arquitectura soviética con varas autopistas estilo yanqui que se cruzan con vías de tren en altura, así como algunas pequeñas fábricas y almacenes, entre las que destacan una fábrica de tuercas y herramientas industriales que hace unos meses lanzó su propio satélite al espacio, simplemente como proyecto del dueño de la fábrica para hacer propaganda de la excelencia y precisión tecnológica de su empresa. La mayoría de las estaciones de tren en este barrio son de una fealdad casi terrorífica.

Uno de los aspectos más fascinantes del país del sol naciente es que, en lugar de un sistema de bienestar social como el que tenemos en Europa (educación y sanidad pública gratuita, ayuda a los colectivos desfavorecidos, asistencia social, etc), el sistema japonés de la seguridad japonesa, mucho más barato y sencillo, se limita básicamente a una intensiva red de tiendas de conveniencia (llamados conbinis) con neveras repletas de chelas y otras bebidas alcohólicas, que se venden a buen precio las 24 horas del día en cualquier esquina del país.

En cuanto al tipo de chumeo vendido en el conbini, el rey es, por supuesto, la chela. Las marcas básicas son a 139 yenes en el conbini (pinpón), al cambio actual casi un euro justo, lo cual es algo caro comparado con el supermercado, pero si piensas que están frías, que están disponibles 24 horas, y que la chela de 8 grados también se vende al mismo precio, entonces te das cuenta de que se trata de un servicio social excelente a un precio totalmente razonable.

Siguiendo la descripición del chumeo que se vende en cualquier conbini, una opción más violenta que la chela son las latas de cristal de sake, más baratas, de menor calidad que la chela, y con un sabor horrible, pero con una característica que las hace muy atractivas: más o menos el triple de grados.

La tercera opción consiste en una serie de cóckteles de 8 grados de alcohol (normalmente vodka) con acompañamiento de diversos sabores de fruta; limón, lima, pomelo, cereza y uno que tiene incluso golosinas dentro y está también riquísimo aunque demasiado dulce para mi gusto.

Estas latas de "refrescos con alcohol" o "cubata japonés de lata" se venden a 200 yenes el tenis. También parece caro con respecto a la chela, pero si piensas que por 600 yenes (más o menos 5 euros) te has cascado 1 litro y medio de vodka con limón como si nada mientras vas por la calle paseando, y que además, considerando sólo el sabor, está bastante bueno, entonces resulta una inversión es fantástica. Ahora que se acerca el calor brutal, los sabores limón, lima y pomelo en particular, siempre bien fresquitos, resultan más apetecibles que nunca, y por lo tanto pronostico que van a ser la gran sensación del verano.

Qué sed me está entrando al escribir este artículo. Voy al conbini de la esquina y ahora vengo.

Las tajas de translación se basan en una combinación de los tres tipos de bebidas señaladas arriba; la elección de una u otra depende de las necesidades del momento.

Sin embargo, de vez en cuando experimento con otros tipos de bebida también disponibles en los conbinis. Es el caso de la lata de güisqui con un poco de agua. En realidad ni el güisqui ni el agua me gustan demasiado, la compré una vez simplemente para probarla, creo que cuesta 16o yenes o por ahí; lo mejor que tiene es que supera los 10 grados, aunque ahora no recuerdo exactamente cuántos.

Decir que en los conbinis también se venden botellas de vino, güisqui, ginebra y diversas bebidas alochólicas sólo disponibles en Japón. Excepto el vino, que suele costar el doble o triple que en España, el resto (incluidos la ginebra y el whisky extranjeros) se venden en los conbinis a precio más barato que en los supermercados españoles (aunque por supuesto, igual que todo el alcohol que hemos descrito en este artículo, es todavía más barato comprarlas en los supermercados japoneses que en los conbinis). Con lo cual, el botellón a base de comprarte una botella y la mezcla es técnicamente posible en Japón. Aunque a mi entender, no resulta recomendable por cuanto se venden varios tipos de cubatas enlatados a buen precio.

Para finalizar, comentar que he descubierto ya la fabrica de chela de la que me hablaba Mazaki. Esta fábrica está a biking distance de mi casa y tres paradas de metro. Para visitarla, hay que reservar una semana antes. La visita turística consiste en un video propagandístico de 25 minutos, una pequeña ruta por la fábrica, y luego te regalan tres pintas de las tres variedades de chela que se producen allí.

jueves, 7 de mayo de 2009

TIPOS DE RESTAURANTES, BARES, TABERNAS Y COMEDORES QUE EXISTEN EN JAPÓN. PARA QUE EL PORDIOSERO UNIDAD SE RETUERZA DE HAMBRE Y ENVIDIA AL LEERLO.


-Shokudo (食堂): significa simplemente comedor, éste es un tipo de establecimiento que está en casi todas partes y que sirve principalmente para comer algo sencillo, bueno y barato en el descanso del trabajo o esperando entre trenes. O bien cuando estás viajando por ahí, y vas con prisa, y como no quieres que te atraquen en un sitio turístico te metes en el shokudo del barrio que es donde comen los currelas locales y los oficinistas. Los shokudo ofrecen normalmente un menú del día de 6 o 7 euros compuesto por dos platos sencillos pero cocinados con cariño. Uno de los platos es arroz y otra cosa simple. Por ejemplo pollo frito y arroz blanco, o tempura y arroz blanco, o pescado crudo y arroz blanco, o huevo y arroz blanco. El otro plato a elegir es siempre soba o udon. Soba y udon es una sopa de tallarines bastante líquida y de sabor muy suave, que al principio me resultaba insípida pero que poco a poco he ido entendiendo y cada vez me gusta más, sobretodo en invierno. Casi siempre se puede elegir la clase de tallarines: gordos y redondos (udon) o finos, cuadrados y de harina integral (soba), aunque hay restaurantes que están especializados en uno sólo de los dos, y en Osaka la especialidad es udon. De cualquier manera, ambos son riquísimos. En verano se sirven fríos y sin sopa, maravillosos, jugosos; antes de ser ingeridos se sumergen en salsa de soja incluso con hielo y un poco de washabi; comida de temporada deliciosa, ingeniosa y barata. En los shokudos uno se siente a gusto, al decoración es sencilla pero cuidadosa, casera, con un toque sesentero. Algunos shokudos llevan 40 o 50 años sirviendo el mismo menú ininterrumpidamente y cocinado por la misma vieja, que ya era vieja hace 50 años cuando abrió el local y que es lo más parecido a la cocina de mamá que encontraremos en este país.

-Ramen (ラメン): un tipo de comida rápida de gran calidad que está en todas partes y se disfruta sobretodo en invierno. Se trata de comida china adaptada al gusto japo. Es un enorme bol de sopa más espesa que soba y udon y relleno a reventar de un montón de vegetales variados, deliciosas lonchas de lomo y pasta fina parecida a spaghetti. El sabor de la sopa y la verdura admiten variaciones casi ilimitadas a elegir, el precio de ramen es más o menos 5 o 6 euros. Los antros de ramen suelen ser de lo más cutre y estrecho, algunos constan de un simple pasillo de un metro cuadrado con una barra delante en la que hay un chino preparando el papeo, cobrando y echándose un sigarret de vez en cuando. Ramen es maravilloso, mucho mejor que practicar sexo o cualquiera de las actividades bobas que tanto gustan de realizar los progres. Junto con ramen se suele comer gyoza, uno de los papeos más maravillosos del mundo. Gyoza son pequeñas medias lunas de pasta a la plancha rellenas de deliciosa carne hervida, tierna y jugosa; si es verdad que Marco Polo llevó la pasta a Italia desde la antigua China, gyoza será el precursor de tortellini igual que ramen lo puede ser del espaghetti. Gyoza viene en platitos de entre 6 y 10 unidades a un precio de un euro medio o dos el plato, se sumerje en salsa de soja y picante al gusto y se come normalmente acompañado de una chela fresquita, en ese sentido es el equivalente a la tapita de bravas o de sepia, fácil para hacerte un tentempié chelístico donde estés y a la hora que estés; incluso hay restaurantes especializados que sólo venden chela y gyoza, porque gyoza es delicioso, porque gyoza es belleza. Otro de los papeos típicos de las tiendas de ramen es chahan, arroz frito, parecido al que se sirve en los restaurantes chinos de España, pero a mi intender mucho más rico.
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-Yakisoba ( 焼きそば)y okonomiyaki (お好み焼き): es la comida más simple, típica de los barrios obreros y también para cenas de colegas con chela, aunque este blog siempre recomienda tajarnos en casa o en la calle, sobretodo en Japón que se puede beber y comprar en cualquier sitio y a cualquier hora; además en los restaurantes y bares japoneses siempre ofrecen agua o té gratis sin preguntarte en vez de avasallarte para que les compres bebidas al triple de precio de costo como en España; por otra parte esta comida es muy fácil de reproducir en casa con lo cual los japos que pirulan por el mundo suelen hacerla bastante cuando viajan por ahí. En este tipo de antros las mesas constan cada una de la plancha; el camarero nos trae los ingredientes y los deposita en la susodicha plancha y luego nosotros mismos les damos la vuelta y los pasamos al plato cuando ya están hechos. Yakisoba son los tallarines del ejemplo uno a la plancha con verduras y los ingedientes a elegir, normalmente pollo, cerdo, sepia, pulpo, gambas, etc., y una sala parecida a la HP, y también mayonesa y bonito seco. También existe yakiudon pero es bastante infrecuente. El okonomiyake es una especie de tortilla o crepe de huevo y harina con forma redonda hecha en esa misma plancha, y a la que se le añade esa salsa HP y la mayonesa y el bonito que se mueve de forma misteriosa encima del okonomiyake. En los sitios de yakisoba y okomiyake de Osaka suele haber también takoyaki, especialidad local que también se vende en puestos callejeros e incluso tiendas de sólo takoyaki. En este caso se cambia la plancha por una con forma de bolas redondas para crear bolas de harina y huevo rellenas de pulpo. Los tres papeos son deliciosos, en sitios de yakisoba y okonomiyaki se cena por menos de 10 euros por cabeza, pero es tan fácil de hacer en casa que Ri apenas me deja ir a estos sitios. Los mejores y más baratos yakisobas y okonomyakes están en las callejuelas más siniestras de los barrios obreros. Por otra parte, hace poco fui invitado a una fiesta de takoyaki y cerveza en casa del Unión japonés. El mejor takoyaki de ka historia. Una auténtica delicia.


-Bento (弁当); es una ración de comida metida en una caja fácilmente transportable para comer en un banco o en un parque cuando vas de excursión; está pensada para que se conserve bien y para que aunque se enfríe esté rica varias horas después de ser cocinada: suele contener una porción básica de arroz junto a una ración principal de carne o pescado frito o crudo a elegir y luego pequeñas porciones multicolores de ensalada, tofu, salchichitas o verdura cocinada.. Bento es una experiencia artística, un placer para la vista y un regalo para el estómago. Desde 400¥, unos tres dólares europeos, hay bento industrial de razonable calidad en cualquier tienda de conveniencia o supermercado, aunque existen tiendas especialidadas que ofrecen bento variado de mayor calidad aún pero un poco más caro, y también restaurantes normales que a parte de su menú normal también ofrecen un bento del día para llevar.




-Chukka ryori (中華料理): se traduce simplemente como comida china. Una de las maravillas que esa milenaria civilización, la más antigua del mundo, ha legado al resto de la humanidad. No se parece demasiado a la comida china que se sirve en España. Los precios en este tipo de restaurantes varían mucho en función de la elegancia y emplazamiento del sitio, pero casi todos ofrecen menús de menos de 10 euros. Aunqe los más cutres venden también gyoza, ramen y chahan, estos restaurantes destacan por una serie de platos maravillosos que sólo se sirven en esta calse de antro: sara udon, pasta crujiente con una deliciosa salsa encima que incluye varias verduras, carne y gambas; el increiblemente sabroso mamodofu (esponjoso tofú en una misteriosa salsa a la vez suave, sabrosa, picante, amarga y dulce que contiene carne picada) y la auténtica delicadeza conocida como butamán; bola más o menos de un palmo de grande cocinada al vapor, hecha de una esponjosa pasta de arroz que está rellena de jugosa mezcla de carne y verduras, algo dulce. Los chinos y taiwaneses se comen el butamán con soja, pero los japos, expertos en copiar añadiendo una ligera modificación grandiosa a los productos que adaptan a su cultura, la sirven con una pequeña dosis de una mostaza especial superpicante llamada karashi. Butaman es tan delicioso que ha surgido una franquicia que está en todas las estaciones de tren y que sólo vende este producto, más o menos un euro.

-Yakiniku (焼肉 )y yakitori 焼き鳥): carnaza. Yakitori son pinchos de pollo macerado que se venden más o menos a euro la pieza para beber acompañado de chelas (delicioso); yakiniku es cualquier animal a la plancha en plan barbacoa, normalmente la plancha está en medio de la mesa para que cada comensal se la queme el mismo. Nos vamos cocinando nosotros los trozos de deliciosa carne macerada, la mojamos en una deliciosa salsa dulce quecontiene soja y algún ingrediente secreto y para dentro. Los yakinikus suelen ser bastante caros pero sobretodo al mediodía hay especiales que incluyen acompañamiento, arroz y una pequeña selección de varias carnes a buen precio; mi favorito es un yakuniku coreano en Tsuruhashi que ofrece un menú del día a 750 yenes (6 euros), que incluye ensalada, verdura roja hiperpicante coreana especial llamada kimuchi, selección de carne y arroz, y además en ese sitio por el mismo precio se puede repetir arroz. Tsuruhashi es una estación en Osaka rodeada de yakinikus coreanos, como las estaciones de tren en Osaka suelen carecer de paredes, el olor es realmente increíble, dan ganas de darle piquitos a la estación.,

-Sushi (寿司) , sushi giratorio y sashimi (刺身): Los lugares especializados en sashimi (pescado crudo, maravilloso) y sushi (pescado crudo con arroz, muy bueno) son en general bastante caros, con decoración japonesa elitista y empleados que hacen demasiado la pelota a los clientes. No obstante, estos manjares de los cuales mucha gente piensa que son lo único que se come en Japón (como si los japoneses pensaran que en España lo único que se come es jamón serrano a todas horas) pueden encontrarse a un precio más asequible como acompañamiento al arroz o como una de las posibilidades de elección de menú del día en los shokudos cutres. Otra posibilidad es el sushigiratorio, el cheff que está en medio va haciendo platos y los coloca en la barra que hay a su alredededor para que vayan dando vueltas y cada cliente coja el que más le guste; a la hora de pagar se cuentan los platos vacíos, como si fuera un bar de pinchos. Hay giratorios de incluso 100 yenes el plato de dos piezas, así que por más o menos 10 yenes una persona normal puede comer. Otra opción es comprar directamente el pescado crudo en el supermercado, mucho más barato, y sentárte en un parque a comértelo. Todos los supers de Japón ofrecen una gran variedad bandejas especiales de pescado crudo destinado a ese uso, a muy buen precio.

-Kushiage (串揚げ): este tipo de establecimientos es un mera versión local del fritanga (aunque el aceite que se utiliza es de mucha más calidad del que se utiliza en España, y no digamos en el peor país del mundo). Son pinchos bastante económicos, a partir de un euro el pincho, pensados para acompañar la chela.Se fríe cualquier cosa:, verdura, carne o pollo, y se come acompañado de col cruda, quizás para rebajar el remordimiento tras la ingesta de grasa.

-Tonkatsu (豚カツ): tonkatsu es un delicioso, jugoso, bello filete de cerdo rebozado acompañado de una salsa especial de color negro que se sirve acompañado de arroz, ensalada de col, y sopa de miso (la sopa de miso suele estar incluída en el menú del día de la mayoría de los restaurantes japoneses de cualquier estilo. En los sitios de tonkatsu se suelen ofrecer también otros productos empanados y fritos como pollo, croquetas, ostras, etc,, en menús a menudo por debajo de los 10 euros.

-Izakaya (居酒屋): es el equivalente a un pub, aunque el ambiente recuerda más a una taberna mugienta que a una terraza de moda, vive básicamente de los idiotas que prefieren pagar por una chela casi 5 veces más de lo que cuesta en el supermercado. Para comer, se ofrecen pequeñas tapitas sencillas y baratas, pero en realidad caras porque tienes que comer un montón para saciarte, y también porque a diferencia de los otros locales de Japón donde se sirve agua y té gratis, en estos lugares se presiona para que pidas bebidas.

-Curri japonés: se diferencia del curri original en que es más oscuro y de sabor más concentrado, se sirve en un plato grande con arroz blanco que al mezclarse con la salsa se queda pintado del color del curri, el elemento principal se elige de entre un elenco que suele limitarse a 5 o 6 opciones: pollo, ternera, verduras, gambas, mixto, etc., menos de 1000 yenes suele el menú.

―Sabusabu y sukiyaki: delicias elitistas pero sin duda de gran calidad. Sabu sabu son lonchas finas de verdura y deliciosa carne de alto standing a hervir directamente por el consumidor unos segundos en una olla que en la que hierve una salsa especial; luego se moja en otra salsa dulce que contiene sésamo y limón y se deglute; Sabusabu es muy caro; el truco para provarlo sin tener que pedir una hipoteca sólo para tal efecto consiste en consumirlo en ciertos pubs de diseño que lo venden como tapita a bajo precio como reclamo para luego venderte chelas a precio abusivo, la clave es tomarlo en esos sitios pero aguantar la presión para que chumemos alcohol pidiendo que nos traigan té gratuis como ocurre en el 99 por ciento de los bares y restaurantes del país. Las chelas nos las bebemos antes o después en un parque, para eso hay un“convinis”con nevera en todas las esquinas de este país. Sabusabu es parecido, se cocina tambiñen en cacuela pero se sumerge en huevo crudo (deliciosa idea) antes de comer.

-Gyudon (牛丼): la aportación genuinamente japonesa al mundo de la comida basura. Este restaurante permite comer caliente por una mínima cantidad, a partir de menos de 300 yenes el plato. Se trata básicamente de un bol gigante de arroz cubierto de una generosa cantidad de ternura industrial de calidad más bien justa, a la que se añade un poco de soja, gengibre o un huevo crudo según el gusto del tarado en cuestión.

-Conbini, oden (コンビに,おでん): en realidad un conbini no es un restaurante ni nada parecido, sino una tienda de conveniencia, es decir un 7 eleven. Los convinis están por todas partes y sirven básicamente para hacerte un tentempié cuando no tienes tiempo de cocinar o dinero para ir a un restaurante. Aunque principalmente la función de más relevancia social es que sirven de neveras llenas de cerveza que están en cada esquina y que permanecen abiertas 24 horas al día. Incluímos conbini como restaurante porque muchos japoneses por falta de tiempo o pura pereza intelectual terminan comiendo aquí. Las opciones parten desde las del tipo papitas, galletitas o chocolatinas, a las bandejas de sushi, butamán (a un euro), sandwiches británicos (a euro y medio más o menos), o bien un bento (a partir de unos 3 euros). Muchos conbinis ofrecen también servicios de fritanga (pescado, pollo, croquetas, etc.). La única aportación genuina de los convinis, que puede tener alguna utilidad sobretodo en invierno, se llama oden. Oden es el cocido a la japonesa (verduras, pescado, tubérculos). Se vende por piezas servido en un vaso de plástico. Se acompaña con mostaza superpicante.

-Tempura (天ぷら):delicioso, suele ser bastante caro porque utilizan aceite de buena calidad para freir la verdura y el pescado. Crujiente por fuera y tierno por dentro, acompañado arroz blanco, delicioso. La forma de cocinar tempura es una ciencia para los japoneses, ciencia que estipula a qué temperatura y durante cuántos segundos se tiene que hervir cada pieza. Los sitios especializados suelen ser algo prohinitivos, pero hay algunos restaurantes de soba que incluyen pociones deliciosas de tempura en sus menús del día a buen precio.

-Unagi (うなぎ): unagi (anguila) es considerado una delicadeza en Japón, y por lo tanto es de lo más caro que hay. Se cocina al carbón y se comé normalmente en restaurantes de diseño elitista tradicional. No obstante, esta semana he descubierto un restaurante en Tsuruhashi que ofrece un menú tapita de unagi, ración de arroz y ración de sopa por unos 5 euros, un chollo, y además en ese estupendo restaurante todo está bueno, ofrecen una gran variedad de comida coreana, japonesa y china de calidad a precio ridículo, tiene una atmósfera agradable y ponen rock and roll y música de los Beatles, pero sobretodo un precio tan increíble que me hizo sentir culpable de haber comido en ese lugar.

-Kaiseki 〔解析): este es el papeo que todo el mundo tiene en mente cuando piensa en Japón: comida refinada y bellísimamente presentada en recipientes de lujo, que no utiliza la carne y que se consume en una habitación decorada al estilo tradicional con vistas a un precioso patio japonés con un tranquilo estanque. Huelga que decir que, igual que los japoneses tienen una imagen sublime de la comida francesa cuando en realidad la comida que probablemente coman los franceses cada día sea tan vulgar como cualquier otra ( pan, cocido, fiambre, pasta, ensalada, patatas, pollo frito, etc.); lo que comen la mayoría de los japos la mayoría de las veces es también bastante mundano: tallarines, arroz, sopa, pollo, queso, pan, etc. De hecho mi novia nunca ha probado el tal kaiseki, y yo tampoco tengo la intención de probarlo a no ser que una vieja de las del lugar al que voy a desayunar los domingos se enamore de mí y me invite a un sitio de estos. No soy ninguno de esos turistas anglosajones imbéciles que vienen a Japón a gastarse el dinero en probar cualquier cosa que coincida con la estúpida visión del Japón que traen de sus paises. Vivo en un suburbio de clase trabajadora en Osaka. Soy un nacionalista de Kansai. Apoyo al Kyosantou.

-Coreano: aparte de los gloriosos yakinikus o asadores coreanos, el coreano normal es también interesante, se basa en un condimento rojo que pica a lo bestia pero que es una maravilla. Existe una gran variedad de platos por los que sólo citaré algunos de los más famosos. Pibinka o algo así, un arroz blanco frío acompañado de una mezcla de algas, raíces y verduras picantes y no picantes, rico rico sobretodo en verano. La sopa roja picante o blanca con pollo hervido hipertierno, El nabe, que se come de mil maneras pero que consiste fundamentalmente en una olla hirviendo en el centro de la mesa a la que se van arrojando verduras, arroz, tallarines, pescado o carne; conforme los ingredientes van estando listos los comensales se los van comiendo directamente de la olla como si fuera una paella, es por tanto una comida ideal por su bajo precio y fácil preparación para comer entre colegas mientras nos tajamos, por lo cual es mejor hacerla en casa que por ahí. Para acacabar, hay que destacar el okonomiyake coreano, parecido al japo pero que utiliza una especie de judía en veza de col. Baratísimo pero hasta ahora no lo había probado porque los puestos en lo que se venden tienen un aspecto poco higiénico. Hace poco hicimos en casa de Rie y se sale, se acompaña de una deliciosa salsa picante que dan ganas de bebérsela.




-Internacionales: el italiano es igual que cualquier italiano en España pero más barato y con algunas variaciones, destacando la pizza de calabaza y parmesano o la pizza regada con aceite de aceituna picante (delicioso). El restaurante francés incluye un 40 por ciento más o menos de comida francesa y el resto se reparte entre los países que tienen frontera con Francia. De Francia se suele incluír gratan, crepes salados y foi; de España jamón serrado, embitidos y alguna reelaboración de tapas clásicas como gambas al ajillo o algún tipo de molusco; de Italia suele caer alguna focaccia, pizzetillas y pasta, aunque cocinada en plan moderno para que parezca francés; de Alemania a veces se incluyen salchichas. Este tipo de restaurante, orgullo de Romano Prodi y de todos los demás europeistas, es un poco más caro que uno normal sólo por tener la bandera francesa, sinónimo de lujo, clase y distinción, aunque luego la comida sea tan normal como en cualquier otro sitio. Otro restaurante frecuente y que suele ser muy bueno y baratísimo en Japón es el indio, a menudo regentado por Apus de verdad. Cerca de casa de Ri hay uno que por menos de diez euros de da un plato principal, tapita, ensalada, postre y barra libre de pan naan y arroz. También hay muchos pubs británicos o australianos que ofrecen pintas, pizzetillas, salchichas y tapas europeas (caras). Para acabar, comida tailandesa o vietnamita es relativamente fácil de encontrar.

-Japo moderno tipo pub: son sitios que sólo suelen abrir sólo por la noche, cuando los restaurantes normales cierran alrededor de las oche de la tarde. Hace variaciones sofisticadas y modernas de los clásicos japoneses, asíáticos y euroepos y cada mesa está separada de las otras en especie de reservados oscuros que combinan decoración japonesa tradicional y moderna..El japo moderno tipo pub es un lugar para cenas y tajas de colegas pijos antes de irse de farra, y por lo tanto es más caro que los lugares normales, unos 20 o 30 euros por persona con vino, caro pero sin llegar a abusar como esos sitios de imbéciles donde los pijos españoles se gastan más de 50 euros en comida que sólo se diferencia del papeo normal en que tiene un aspecto más artístico y una cantidad menor.

-Dulces:merecerían un capítulo propio, que quizás algún día me anime a escribir. Los japoneses son seres tremendamente caprichosos y curiosos que debido a su sistema político y social hostil y a la fealdad de sus ciudades están siempre faltos de azúcar y aman los dulces propios de su cultura y los de las otras nacionalidades. Las estaciones de tren se caracterizan un delicioso pero fortísimo olor a mantequilla derretida que emiten de las decenas de tiendas de dulces de todo tipo que se alinean en su interior para vender todas las variedades imaginables de productos azucarados (como siempre una tienda diferente para cada tipo de producto): desde los dulces típicos japoneses, muchos de los cuales están hechos solo de vegetales y pasta de arroz pero son increiblemente deliciosos y con unas texturas inimaginables para un europeo), hasta tiendas especialidadas sólo en gofres, en pasteles estilo europeo, crepes, croissants, churros, tartas, dulces de te, postres calientes de mil tipos para tomar en invierno.


lunes, 27 de abril de 2009

MERAVELLES DE KANSAI: AWAJI SHOTENGAI


Aparte de la casa y el puesto de trabajo de cada persona, y el tren que les lleva cada día del uno a l otro, el shoutengai es probablemente uno de los entornos urbanos más comunes en los que se desarrolla la vida diaria del 99 por ciento de los japoneses. Un shotengai es el equivalente japo a la plaza mayor o del pueblo en las ciudades mediterráneas o al zoco o bazar de las ciudades árabes.

Para entender bien el shoutengai hay que imaginarse un poco como son los barrios normales de una ciudad japonesa. En las ciudades anglosajonas hay un núcleo central con edificios altos donde están la mayoría de las tiendas; el resto, el 95 por ciento de cada ciudad o barrio, es una sucesión de casas unifamiliares con jardín, todas iguales, que van formando a su vez calles prácticamente iguales en las que apenas existen tiendas de barrio ni vida comunitaria alguna excepto un centro comercial cada x lkilómetros. La ciudad mediterránea sería lo contrario, todo es centro, todo es edificios altos y tiendas de barrio por doquier.

La ciudad japonesa es una cosa intermedia entre ambas. En los barrios obreros se combinan casas unifamiliares (pero sin jardín), hechas o bien de madera o de basura reciclada, con apartacas feos de varios pisos de altura. Estos barrios son muy tranquilos comparados con un barrio estándar de una ciudad española. Apenas pasan coches y la gente pasea en bicicleta o andando por enmedio de la calles. Aunque a diferencia de las ciudades inglesas o yanquis sí que hay tiendas de barrio, suelen estar bastante dispersas, más o menos una sola tienda por cada manzana de edificios, nunca una tienda en cada puerta como en España.

Como la mayoría de los estudiantes y trabajadores japoneses van siempre con prisa y se desplazan de casa a la estación en bicicleta y de la estación al trabajo en tren, la mayoría de las tiendas de un barrio determinado se concentran en torno a la estación, formando los llamados shotengais.

Shoutengai 〔商店街〕 es básicamente una calle comercial cubierta, en un barrio popular, que discurre normalmente en paralelo o más comúnmente en perpendicular a la estación de tren del barrio, atravesando las vías normalmente por debajo de éstas y quedando así dividido en dos partes principales.

Deben de existir miles de shotengais en todo Japón, pero todos parecen a simple vista prácticamente iguales. Se trata de una especie de galería comercial que en algún tiempo fue una calle normal pero que en un momento dado, al construirse la estación al lado, adquirio protagonismo, se lleno de tiendas apretujadas las unas contra las otras, y a alguien se le ocurrió ponerle un techo y peatonalizar el suelo.

El ambiente de los shotengai suele ser bastante parecido en todo el país. Cada barrio de Japón o pueblo de a partir de unos 5000 o 10000 habitantes tiene su shoutengai. La mayoría de los comercios son populares, pequeñas tiendas especializadas en un sólo producto, pero éstas conviven con algunas franquicias nacionales e internacionales y algunos edificios de interés general como supermercados, oficinas de correo e incluso bancos. Alrededor de los shotengais, según el espacio urbano, suele haber grandes aparcamientos para bicis, a los cuales en este blog nos gusta llamar “bosques de bicicletas”

El ambiente es totalmente popular y castizo. Aunque al final todos los japoneses de cualquier estrato social acaban cruzando un shotengai al menos un par de veces al día, predominan los personajes auténticos de la vida cotidiana, gente de clase trabajadora. Viejos, inmigrantes, señoras que regentan sus propias tiendas, jóvenes aspirantes de yakuza, pequeñas lobas de arrabal, algunos tipos de aspecto más bien sospechoso y sobretodo personas mayores.

Aparte de cierta suciedad que van dejando los camionetas de distribución que reparten la fruta, el pescado y los otros productos de los que se abastecen las tiendas, y aparte de las abundantes marcas que se van creando por el roce que los neumáticos de las miles de bicicletas que atraviesan cada hora estas galerías comerciales, los shotengais son lugares muy limpios si tenemos la gran actividad comercial que en ellos se desarrolla. No obstante, la estética de los shotengais es más bien fea, con un urbano raído, oxidad y desgastado que recuerda a los años 60, con un toque yanqui y otro japonés hortera. Además, muchas de las tiendas que predominan en cada shotengai son extremadamente cutres y parecen haber sido construidas utilizando como único material pura chatarra.

Feo y hortera pero con dignidad, más bien una fealdad de clase trabajadora castiza a lo japonés. Una fealdad muy alejada de esa estética como de parque temático mezclada con supertecnología que a menudo se vende al hablar de Japón .

No suelen ser apenas peligrosos, pero sobretodo en las partes más cercanas a la estación, los shotengais generan ramificaciones en forma de siniestros callejones, oscuros túneles y pasajes sombríos en los que se concentran tiendas de muy mala muerte y fritangas que producen una impresión pésima, pero se trata sólo de eso, de una impresión.

Sin duda el mayor atractivo de shotengais es el comercio de barrio y la asombrosa cantidad de tiendas de especializadas, en su mayoría regentadas por gente mayor, que perduran hoy en día. Junto a los negocios anodinos como los McDonalds, los conbinis y las entidades bancarias, tiendas que sólo venden un producto, o ningún producto, o una sóla variedad específica de un producto, hecho a mano. Una de mis preferidas es una tienda de Awaji shotengai en la que una vieja vende sólo un dulce típico japonés, (que hace ella misma cada mañana en la propia tienda utilizando unos extraños artefactos que parecen sacados de un taller de la edad Media); dulce que sólo está disponible en sólo dos versiones: sabor cereza y sabor té japonés.

Tiendas en la que no se entra, porque la tienda en sí no es más que un taller o cocina con un mostrador que vende directamente a la calle lo que se produce dentro; tiendas que sólo son una mesa sobre la acera vendiendo una sola mercancía; puestos de venta informal de comida regentados por marujas, tiendas de papeo chino en el las que por falta de espacio el cocinero prepara la comida directamente encima de la barra y se echa un pitillo de vez en cuando; tabernas de mala muerte de menos de un metro de ancho; restaurantes en las que no hay separación entre cocina, barra y mesas, y el humo de la cocina va directamente a los ojos del cliente, tiendas construidas con trozos de otras tiendas; tiendas debajo o encima o dentro de otras tiendas.


Y por supuesto, la tienda que no puede faltar nunca, la estrella de todo shotengai que se precie: el Pachinko. El único negocio japonés cuyos beneficios aumentan en las épocas de crisis económica. El único negocio de la ciudad donde cada mañana hay una fila de parados y de jubilados en la puerta esperando a que abran pese a que luego todo el mundo se pasa el día quejándose de la crisis e insultando a Aso.

El Pachinko es un invento japo que consiste en una especie de tragaperras (por lo que se ve sumamente adictivo) que en vez de dar pasta da regalos. El motivo es que en Japón el juego con dinero está prohíbido (de hecho no existen casinos en todo el país). Como apostar con dinero está prohibido, el pachinko paga con regalos chorras, tipo ositos de peluche, en vez de pagar con pasta. El regalo chorra se lleva luego a una tienda diferente, que suele estar a pocos metros del pachinko, que te cambia el regalo por pasta de verdad. Si ello no es suficientemente divertido, es posible que en realidad el pachinko y la empresa tapadera que canjea los regalos sean en el fondo parte de la misma empresa, pues las mayoría de las empresas japonesas medianas pertenecen unas pocas empresas gigantes que dominan todo los negocios a través de diversas ramas sin aparente relación entre sí. Por ejemplo, el equipo de béisbol de los Tigers, equipo de Osaka y Kobe, cuyos seguidores se llevan a muerte con el de Tokyo, y que es una especie de Atlético de Madrid, esquipo histórico con solera y gran afición pero eterno perdedor en los momentos claves. Ese equipo, el Hanshin Tigers, pertenece a una compaía de tren privado que es la que te lleva desde Osaka, Kobe o Himeji al estadio de los Tigers, una curiosa forma de monopolio a lo japonés.

Pues como decía, aunque el deporte rey de Japón es el béisbol, es sólo el rey de los deportes que se ven por televisión; si consideramos los deportes más practicado por los japoneses, el rey es el pachinko, superando incluso al béisbol.

Los locales de pachinko destacan desde fuera por el colorido hortera y chillón; una vez entramos destacan por el olor brutal a tabaco y sobretodo por el ruido paranoico que emiten, ruido equivalente al que harían varias decenas de discotecas sonando a la vez en un solo oído.

Aunqe como he dicho antes, todos los shotengais son muy parecidos, sin embargo al final uno se acostumbra a ir cienmil veces a comprar al de su barrio y pasar incluso 6 o 7 veces al día y acaba cogiéndole cariño. Por eso que nombro al shoutengai de Awaji, el mío, “Meravella de Kansai”.

sábado, 18 de abril de 2009

viernes, 17 de abril de 2009

MERAVELLES DE KANSAI: EL CASTILLO DE HIKONE

Empezamos este artículo por el final porque blogger muestra las fotos en orden inverso a cómo uno las va subiendo. Para hacerlo un poco más complicado, añadiremos de repente y aleatoriamente comentarios sobre nuestra vida diaria en el país del sol naciente.

Oh, que maravillosa excursión, está anocheciendo y es el momento de volver a casa. Qué bien nos lo hemos pasado recorriendo este maravilloso castillo, un domingo agradable en Japón en el que hemos hecho ejercicio, hemos bebido chela, hemos comido, paseado y aprendido; mucho mejor que quedarse en Osaka viendo la televisión o jugando al Pachinko, insultando a Aso y quejándose de la crisis.

No sólo el castillo en sí y los alrededores son bellos sino que toda la agradable ciudad de Hikone está surcada por tranquilos canales que la convierten en un escape perfecto del caos y la innecesaria contaminación acústica de Osaka.

El curso escolar ha comenzado ya (en Japón el año escolar va desde abril a abril). A mi clase se han incorporado dos personajes memorables. Un tipo que los días de lluvia acude a clase vestido con impermeable y bermudas y una persona maravillosa: un coreano tan gordo como un luchador de sumo que declara que sus hobbies son dormir y comer, y que fuma continuamente como un carretero, incluso mientras va montado en bicicleta.




Después de visitar lo que es el castillo en sí nos deleitamos paseando por los alrededores del mismo; que cuentan con amplios jardines que se pueden visitar libremente porque están incluidos en la entrada al recinto.

Algunas partes del recinto contienen auténticos bosques y montañas que nos dan la impresión de encontrarnos en un lugar salvaje, más que en el centro de una pequeña ciudad de Kansai.
Excelentes las vistas del lago Biwa. Con la huída de Gousan y de Kousan, no he tardado en procurarme un nuevo amigo taiwanés en el lugar en el que vivo, aunque en este caso la novedad es que ni siquiera se cómo se llama. No obstante, ya hemos firmado un importante acuerdo de colaboración por el cual me invita a comer los días en los que dispone de una gran cantidad de alimentos que tiene que cocinar y consumir ese día y tiene que hacer un esfuerzo para comérselo todo y no tirarlos.

Acabamos de salir del castillo, cuyo interior es original de piedra y ladrillo al contrario que otros como el de Osaka, puro cemento y ancensores. Disfrutamos de los cerezos en flor que hay alrededor y de las hermosas vistas.

Estamos congtentos porque en breve vamos a entrar al castillo. Desde es fuera es realmente hermoso. Más pequeño que otros como el de Osaka, pero fue construído con sabiduría e inteligencia y acabo imponiéndose a otros más grandes de los alrededores, cuyas piedras se utilizaron al final para ampliar las murallas de éste tras ser destruñidos.

He descubierto que la cantidad de palabras que existen en cada idioma es demasiado alta. El problema de aprender los idiomas no es la gramática. El problema es que cada idioma utiliza decenas de miles de palabras que hay que aprender. Eso es importante, la gente se cree que por apuntarse a un cursillo chorra o irse a vivir a Inglaterra va a aprender por ejmplo inglés automáticamente, sin hacer ningún esfuerzo.

Hay muy buen ambiente en los alrededores del castillo, no en vano es domingo, el lugar es maravilloso y hace muy buen tiempo. No está tan lleno para ser Kansai, una de las zonas más pobladas del mundo; región que se caracteriza normalmente a donde vayas, a cualquier hora, siempre está lleno.

Una de las torres que protegen el recinto amurallado que rodea al castillo:
Por ejemplo, según mi método de estudio de idiomas raros (que está dando muy buenos resultados aquí en Japón), lo importante es sin duda el vocabulario; sólo con vocabulario se puede comunicar y expresar uno (y mientras va mejorando la gramática), pero sólo con gramática sin vocabulario no se va a ningún sitio. Casa día aprendo entre 50 y cien palabras nuevas que encuentro por ahí, en clase, televisión o en cualquier situación. Pensé que al principio sería duro, pero que poco a poco, conforme aprendiera tantas palabras, se haría más fácil porque cada vez quedan menos por aprender. Lógico, ¿no?

Pues el problema es que no, no se acaban. Todos los días descubro otras 50 o 100 palabras desconocidas, y aunque me las aprendo el día siguiente hay cien más, y eso que llevo más de 3 meses con este método. No sé cómo puede haber tantas palabras en un idioma, no me imaginaba que hubieran tantas; es como si un tarado estuviera inventando todos los días decenas de palabras nuevas y añadiéndolas al diccionario solo para fastidiar, o ¿qué?Desde fuera, viendo sólo los canales exteriores, la muralla y los canales que rodean el castillo, nos parece un lugar que promete lo mejor.


Es un domingo de las fallas japonesas, que se suelen celebrar a principios de abril y que duran un poco más de una semana. Hemos venido a ver el castillo de Hikone (彦根城). Hikone es una pequeña localidad de cienmil habitantes en Kansai, junto al lado Biwa. Es el cuarto mejor castillo de Japón (los japoneses lo tienen todo perfectamente clasificado, tienen listas oficiales de los cien mejores onsen, cascadas, paisajes, etc.). Desde Osaka son dos horas en tren y cuesta más o menos 20 dólares europeos ir y volver, pero nosotros hemos ido con un abono de viaje que nos sobraba de vuando fuimos a la isla de los viejos. En cualquier caso, a este castillo no hace falta ir si se va estar menos de diez días en Kansai porque el castillo número 1 de Japón también está en Kansai, más o menos a la misma distancia de Osaka. Es el castillo de Himeji, patrimonio de la humanidad. Lo tengo reservado para ir en este año agosto.


lunes, 13 de abril de 2009

LAS FALLAS EN JAPÓN.

"Estoy esperando a mi compañera sentimental en un feo y ruidoso andén de una estación de tren del sur de Osaka. No salgo de la estación porque si lo hiciera tendría que volver a pagar otro billete y porque además afuera no suele haber dónde sentarse gratis. Espero con una strong en una mano y mis apuntesde japonés abiertos en la otra."

"No olvidemos que estoy en este país para hacer turismo; con el dinero que mucha gente desperdicia en comprarse un coche o cualquier estupidez yo paso un año y medio sin trabajar en uno de los países más caros del mundo"

"Hace un día maravilloso. Pronto estaré tajándome y haciendo sueling, acariciado por el sol que se filtra entre las ramas de los cerezos en flor. Vivo un momento de plenitud que me gustaría compartir con mis amigos, especialmente las 3 personas que leen y comentan con asiduidad mi blog: un mendigo que vive en una caja, un loco esquizoide y una ex compañera de trabajo algo friki"

Al contrario que las fallas de Valencia, en las fallas de Japón no hay petardos, ni fuegos de artificio, ni verbenas, ni Rita Barberá. Lo único que se quema es deliciosa carne (principalmente cerdo, vaca y pollo), en las barbacoas que tipos trajeados o familias, o grupos de colegas montan en cualquier parque.


Básicamente no hay nada más. Los cerezos en flor marcan la llegada del buen tiempo. Así que si lo de las barbacoas no te hace gracia, preparárate algo de comida fácilmente transportable, como unos británicos o si eres japo el maravilloso bento. Y sobretodo una buena caja de chelas que es lo único en lo que está de acuerdo todo el mundo.


A partir de ahí la cosa es simple. Puro sueling y cervecing sobre la hermosa alfombra rosa que forman las hojas de los cerezos al caer, aunque a diferencia del sueling que se practica en Europa, los japoneses gustan de poner plásticos de pordiosero en el suelo en vez de tirarse directamente sobre aquél.


Destacar también que los parques de Japón están y durante todo el año llenos de mendigos que viven en tiendas de campaña, con lo cual durante el periodo fallero se produce una perfecta convivencia entre aquellos y los nuevos inquilinos de los parques.

Otro aspecto es que todo este proceso se desarrollo con toda normalidad democrática, sin redadas antibotellón ni ningún tipo de interferencia por parte de los cuerpos de seguridad y represión del estado.

En Osaka, se pueden observar los cerezos en flor en cualquier barrio, pues están en todas partes, por ejemplo este barrio soviético del este de Osaka, cerca de donde vive Ri, que se vuelve algo menos feo en este periodo que por desgracia apenas dura una semana.



Sin embargo, el mejor sitio para ver cerezos en Osaka es Sakuranomiya (桜ノ宮). Sakuranomiya es en una ruta excelente que atraviesa Osaka desde la parte norte hasta el castillo, en el mismo centro. Se trata de una ruta enteramente peatonal de casi diez kilómetros que se puede hacer en bicicleta porque discurre enteramente por un escuálido parque neoyorkino que a su vez sigue un canal desde el río Yodogawa hasta el castillo. Esta ruta es fantástica durante todo el año, entre rascacielos y canales supercontaminados; pero en esta época a la que nos referimos se hace más interesante aún con los cerezos floreciendo a ambos lados del río y una barbaridad de gente haciendo sueling.



Vistas espectaculares desde los puentes. Al fondo, entre rascatas, el castillo de Osaka.



Destacar que estos días hemos estado también en Nara para un concierto de gospel gratis que hacían en un subparque de Nara koen.

Lo bueno de Nara koen es que en un parque tan grande y con tanta historia siempre descubres lugares maravillosos por casualidad, como este precioso estanque con kiosco enmedio en el que beber tus propias chelas, lugar gratuito y no demasiado turístico que no suele aparecer destacado en las guías.


Cuando el asunto de los cerezos se está acabando, los ríos de Nara bajan cubiertos de pétalos de rosa.


Por ejemplo este hermoso río que atraviesa otro bello rincón de Nara Koen.

Aunque para bellos rincones, este otro en Osaka, ciudad no en vano llamada "la Venecia oriental" por la hermosura de sus canales.




Al día siguiente estuvimos pirulando en bici y como hacía viento millones de pétalos flotaban a nuestro paso; realmente tratándose de personas tan maravillosas como Ri y yo lo normal es que todo el mundo nos tirara flores en cualquier parte del país y época del año; y que a todas horas nos regalaran bicicletas, televisores, cables, cafeteras, gorras y objetos de cualquier índole.